mojones, ni marcas que delimiten mi exterior.
Mis dudas me hacen preguntas,
y certezas me quedan pocas.
Aportaré testigos de mi paso
por la vida, aunque la muerte,
lleve un tiempo reclamándome.
Me gusta el silencio
y contemplar como vienen
las cosas.
Ahora me dejo cuidar
por los fantasmas que viven a mi lado.
Sigo esperando el milagro
que por nacer me corresponde,
e intento olvidar el paso de algunas cosas.
Soy amigo del demonio,
¡No lo voy a negar!
Pero también me codeo,
con lo mejorcito de la sociedad.
Guardo los malos recuerdos
en contenedores de silencio,
y me vienen a la memoria,
cosas que nunca sucedieron.
Nunca se me terminan
los caminos, desde que
se me torció el destino.
Ahora reajusto los días y los pensamientos,
e intento recordar aquello que tenía olvidado.
No sé si soy el más sano de los enfermos
o el más enfermo de los sanos.
Pero seguiré escribiendo cosas,
de muchas cosas.
De vidas, de muchas vidas
y muertes de muchas muertes.
Porque si no las escribo, se
perderán en el olvido.
¡Soy raro, lo sé!
Pero lo bueno es que no quiero remediarlo
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