Seguidores

lunes, 30 de junio de 2014

Que cincuenta años no es nada



El otro día leía un artículo en una revista semanal, un artículo que deberían leer como mínimo los asesores de los mandatarios y en general los políticos.
Se titulaba "la generación sin esperanza: 50 años y en paro" y venía diciendo que seis millones de españoles están en paro, pero más de un millón ya ha pasado la barrera de los 50 años y eso laboralmente parece que no tiene solución. Y los políticos no quieren dársela, no lo ven o por lo visto no les compete. En el artículo mencionaban a seis personas que se encuentran en esta situación.
María Caballero, 51 años, sumiller. Lleva 5 años en paro, dice_ En las entrevistas te hacen sentir mal, como si fueras el culpable de ser mayor. Carlos Lusa, 54 años, técnico en artes graficas- Lleva parado 2 años. _Esto es un genocidio laboral, parece un experimento de Menguele. Emilia Lanzas, 54 años, periodista _ Tengo la disciplina de mandar 12 currículos al dia. Javier Olivares, 58 años, director de gestión y desarrollo_  mandar un currículo es como meter un mensaje en una botella. Javier lleva 5 años en paro. N
o consigue empleo, a pesar de tener una licenciatura, cuatro idiomas y experiencia. Juan Antonio Migallon, 56 años, jefe de almacén _ Lo peor es la vergüenza de verme como un inútil ante mi familia. Victoria López, 60 años, auxiliar de clínica _ He mentido sobre mi edad para ver si me salía un trabajo.  Lleva cinco años en paro y ya no tiene esperanza.
Y esto es solo una diminuta muestra de la tragedia que se vive cada dia ahí fuera.
Estos quizás sean de los afortunados y su pareja todavía tenga un trabajo y consigan con mucho esfuerzo seguir pagando la hipoteca, la luz, el agua y el colegio de sus niños o incluso la comida de ese treintañero, que sí tiene una ayuda o más fácil acceso a la vida laboral.
En otros muchos hogares, la situación no es tan fácil ya que todos sus miembros están en paro y la vida sigue, como un martillo percutor, golpeando duramente cada día.
¿Y qué hacen sus señorías? Nada, hablar y hablar, prometer y prometer trabajo y ayudas para los jóvenes menores de 30. Estos seis parados, que lo tienen muy complicado para conseguir un puesto de trabajo. Incluso tipo minijob, y digo lo de minijob, no por el tiempo de jornada, sino por el sueldo, tendrán una hipoteca, etc.

domingo, 22 de junio de 2014

Negligencias



Por motivos de salud, cada año debo de pasar una ITV en la unidad de coronarias y este año, como no, acudí a mi cita. Conocedor del trasiego, un mes antes, septiembre, solicité a mi médico de cabecera, el hacer una analítica por esto de llevar una fresca. Hecho éste trámite y llegada la fecha, acudí a mi cita anual.
Una vez en el Hospital, y ya en coronarias, acudo al mostrador y doy mi nombre, acto seguido una enfermera me pide que le acompañe, me hace un  electrocardiograma y me pide que regrese a la sala de espera.
Espera, espera y más espera. Al fin escucho mi nombre por la megafonía y entro en el despacho que me sugieren. Allí un medico me saluda mientras acaba de leer, supongo que mi informe.
Me dice que- “todo va estupendo”,- que mi colesterol está por debajo de lo normal. Que todo está perfecto y que ya no necesito pedir cita para el año que viene, que a partir de ahora, mi médico de cabecera me hará el seguimiento, y me dice que siga con el tratamiento. Genial, pienso y me voy contento.
Un día cualquiera de enero, tres meses después, acudo a la farmacia para comprar mis medicinas. La farmacéutica, después de pasar mi tarjeta sanitaria, me dice que he de llamar a mi médico para que las active. Al poco de hacerlo a través del whatsapp, me contesta, ya están activadas, pero vente mañana por aquí urgentemente.
Me quedo intrigado ante tal solicitud, así que al día siguiente, acudo y una vez allí, me dice que -hay un valor en la analítica preocupante y tenemos que repetirla-. -¿Cual?- le pregunto. -Tienes 12 de PSA,- me dice, mientras marca cruces en una hoja para solicitar una nueva analítica. -Ahora en la planta baja, pides cita para esto-. -Y en cuanto tenga los resultados, te llamo-.
Al cabo de unos días, me llama y me pide que vaya por allí, que ya tiene los resultados de la analítica. Así lo hago. Ya no es 12, me dice, ha aumentado a 15 y pone en marcha el protocolo, empezando por un tacto rectal.
De esto -¿Que os voy a contar?- Fue más desagradable en la forma de ser, que en el hecho en sí, y no merece ningún comentario a mayores. Al terminar me dice que hay un tumor y habrá que hacer una biopsia, con lo que me sugiere que al salir, acuda al mostrador y pida otra cita para tal efecto.
Llega el dia y no sin miedo (son doce pinchazos internos) hago la prueba, el miedo que llevaba paso a ser una anécdota. Del dolor ni me enteré. Al cabo de unos días, me dan los resultados, que no son óptimos, tengo un cáncer de próstata e inmediatamente me ponen en lista de espera y continúan haciéndome pruebas; Gammagrafia ósea, Resonancia magnética, preoperatorio, etc.
Pasa el tiempo y por fin me llaman para operarme, llega el día y los nervios aumentan.
Ingreso, habitación 357, me pongo el pijama y me recuesto en la cama a la espera de que me vengan a depilar, pero lo hacen al día siguiente, tempranito.  Ya solo queda que me vengan a buscar para bajarme a quirófano.
Me encantaría describiros la operación pero no lo recuerdo. Sólo sé que entre en quirófano a las 9 de la mañana y me pasaron a la sala de despertar a las 13:30, donde estuve hasta las siete de la tarde, hora en que me subieron a la habitación. Todo ha salido bien me dijo el médico cuando vino por allí. Tenía conectada una vía para el dolor, que suministraba un calmante fuerte cada x tiempo, pero tuvieron que desconectármelo porque me pinzaba una pierna y no la sentía. Me administraron otros calmantes, pero no era lo mismo.
Así pase tres días, con molestias, una sonda para orinar y las clásicas molestias de este tipo de cosas, el pelo comenzaba a crecer. La herida tira, los puntos, etc.
Visitas, mas visitas, noches sin dormir, incomodidad. Miedo a toser y pánico a estornudar.
Al fin me dan el alta, me dan el papel con las indicaciones, tratamiento, etc.
He de acudir en diez días para sacar los puntos y una semana después me quitarían la sonda.
Era un miércoles y al llegar a casa, leí el alta y el tratamiento que me habían dado. “Me choco que el antibiótico me lo dieran, pero para comenzar unos días más tarde, exactamente el día antes de ir a sacar la sonda”, pensé que después de una operación y con una  sonda puesta, tenía todos los boletos para pillar una infección, y me acosté, puesto que estaba más cómodo en cama
Al día siguiente, con calma, ducha, aseo, cura, cambio la bolsa de la  sonda de casa por la bolsa de calle y me fui al ambulatorio, tenía que ir a hacer la cura.
Al regresar a casa, al cambiarme de ropa, noto algo extraño que aquí no voy a describir. Algo no iba bien. Me puse el termómetro y en ese momento no tenía fiebre, y espere, quería ver cómo evolucionaba. La cosa fue a peor y a eso de las ocho de la noche, nos fuimos a urgencias.
Les explico lo que me pasa, me miran y me preguntan si tomo algún antibiótico, no, le digo, y le explico, el tema. La cara de los médicos era bastante descriptiva.
Me toman una vía y me ponen un antibiótico. Allí paso 12 horas, hasta que, estos comienzan a hacer efecto y la fiebre remite.
Vuelta para casa, cambio de tratamiento y comienza la mejoría.
Ahora, cada día me encuentro mejor, ya me sacaron los puntos y la sonda, la incomodidad comienza a ser menor. Solo queda que me den cita para la radiación, todavía no sé ni cuando empiezo, ni cuantas sesiones me darán, pero todo va a ir bien. Lo se
Y la pregunta es. ¿Qué se puede pensar sobre estas dos negligencias? El primero me dice que todo va genial, cuando no era así y el segundo, me da de alta sin una profilaxis mínima.
Son denunciables o lo dejo pasar? ¿Es culpa de los recortes o que están pensando en las batuecas?

martes, 3 de junio de 2014

Uriel



Decidí seguir adelante con mi idea, decidí hacerme Ángel para bajar a la tierra y así ver a mi gente.

Lo primero que hice fue elegir el nombre con el que deseaba ser conocido y para ello unos ángeles prepararon mi bautismo, elegí el nombre de Uriel, en honor de este ángel.
Ahora tendría que acostumbrarme a no poder hablar puesto que los ángeles nos comunicamos con la mente entre nosotros y la falta de experiencia hacia que no interpretara bien los pensamientos cuando había más de un ángel. Todavía los mezclaba, con la práctica podría separar los distintos mensajes.
También después de un pequeño cursillo de cómo utilizar las alas, de acostumbrarme a ellas, a su peso, a su forma y sobre todo a su función, ya casi estaba listo para mi partida.
He tenido que aprenderme una serie de normas y hacer un juramento de investidura, en el cual me comprometía a no usar mi condición de ángel para fines no nobles o para hacer cualquier tipo de mal. Ya me sentía con fuerzas para comenzar mi nueva vida.
Este último cursillo fue intenso, todas esas normas, consejos, ordenes me las dieron los ángeles más importantes, eran los ángeles líderes de las diferentes jerarquías.
Allí estaba
Uriel, mi mentor y líder de los Serafines, que son los ángeles más cercanos a Dios, a Jophiel, líder de los Querubines, son responsables del ordenamiento del caos universal y la sabiduría, Japhkiel, líder de los Tronos, se llaman así porque cuidan el trono de Dios.
También había ángeles Ministrantes, Virtudes, Poderes, Arcángeles, etc. representados por sus líderes.
Por fin llego el día de mi partida. Había ido a mi choza a recoger algunas pequeñas cosas que podía llevar, el resto se lo deje a Vanesa.
Cuando entre en la choza, ella estaba escuchando música, con la mirada fija en el techo, los ojos llenos de lágrimas y la cara desencajada. Me senté a su lado, sonaba la canción
"Antes de ti" de Manuel Carrasco, en sus manos tenía una libreta y en ella pintaba garabatos, también había escrito mientras la escuchaba
Tu boca no se caya. Tu libertad va con mi suerte
Tus palabras resucitan a las mías cuando mueren
Tu boca que no vacila ante la sorda injusticia
Me gusta verte valiente cuando luchas la mentira

Ay amor si supieras descifrar la maravilla
Ay mor si yo supiera la maravilla que me das”

Le cogí las manos y mirándola a los ojos le dije, perdóname, no sabría amarte como te mereces. Llorando deje la choza, llorando me aleje de allí.
Y al alejarme Vanesa  alzo la voz y canto
“Antes de ti, antes de ti
Ya soñaba con tu amor, y cuando te conocí no había comparación
Antes de ti, antes de ti, el cielo quise tocar y ahora en cambio vivo allí, desde que te vi llegar”

Me dirigí a la puerta de salida pero un dolor muy grande me acompañaba, no he podido miras atrás aunque sabía que Vanesa  estaba en la puerta mirando cómo me alejaba.
Antes de subir al tren cielo le dedique mi última mirada y en silencio le dije “siempre te querré”
Al llegar a la puerta del cielo, esta se abrió, no me acompañaba nadie, ningún ángel como solían hacerlo, puesto que solo lo hacen cuando llegas y el primer día para enseñarte el lugar y su gente.
Frente a mi estaba el vacio, tenía que saltar, abrir mis alas y llegar a algún lugar de la tierra, mi nueva vida acababa de empezar.
Cerré los ojos y salte, note como mis alas se abrían y amortiguaban la velocidad de caída. Fue rápido, apenas diez minutos y llegue a no sé donde, era una ciudad que por supuesto no conocía, estaba vacía, sin gente, quizás la hora o por mi inexperiencia no veía a nadie y por supuesto nadie podría ayudarme, puesto que los humanos no me ven.
Solo me quedaba buscar lo que necesitaba encontrar.


lunes, 2 de junio de 2014

Uriel (Mi vida en el cielo)



Ya llevo cinco días en el cielo y la verdad es que se me han pasado volando, quizás sea la novedad, las ansias por conocer todo o por la compañía de Vanesa. La verdad es que ella me lo hace muy fácil.
Pasamos juntos 16 horas al día y cuando no estoy con ella, la echo de menos, cada día madrugo más para ir a buscarla. A su lado me siento bien.
Cuando llego a su casa ya esta levantada esperándome, me ofrece la mano y nos vamos a algún sitio que no hayamos visitado.

Con ella cada día es nuevo, con ella cada día es mejor. Tiene un brillo especial en su mirada, su sonrisa no sabría describirla y me alegra el alma.
A veces decidimos pasar la noche en la playa que hay justo delante de casa, apenas 10 metros. Allí, en las palmeras colgamos las hamacas, allí hacemos nuestro hogar. Mirando las estrellas, me habló del un sitio al que iríamos al día siguiente, un sitio precioso, me dijo;  hablamos y hablamos, hasta quedarnos dormidos.
Por la mañana, salimos temprano, teníamos que coger el tren cielo. El viaje duro sobre 20 minutos, al llegar, caminamos por un sendero hasta un precioso lago no muy grande pero una belleza indescriptible. Allí pasamos el día, un día genial, entre risas, charlas, la complicidad iba en aumento.

Pero una mañana llamo a la puerta una persona y al abrir me dijo: Soy el ángel mensajero de recuerdos.- No sabía que hubiera este servicio aquí- le contesté, -¿puedo pasar?- Me dijo,- tengo que narrarte los recuerdos de la gente que ha pensado en ti-. -Claro le conteste, pase-.
Durante un buen rato el ángel mensajero de recuerdos estuvo contándome los pensamientos de la gente que se ha acordado de mí, eso me entristeció mucho, quizás demasiado y cuando el ángel termino salí al porche de la choza y con la mirada fija en el mar, allí me quede un largo rato. En ese momento sentí una necesidad inmensa de ver a mi gente. Esos pensamientos iban a cambiar mi forma de ver las cosas.
Cuando Vanesa llego al ver mi cara me dijo,- ¿que te pasa?, -estas desencajado-. Le conté lo que había pasado y le pregunte de si había alguna manera de ir a la tierra aunque solo sea para verlos. -Si me dijo ella, tendrás que inscribirte como ángel, te harán unas pruebas y luego te pondrán las alas, duele un poco pero si es lo que quieres lo soportaras, me dijo-. -Quiero hacerlo- le contesté.
Al día siguiente Vanesa y yo fuimos al registro de ángeles, allí cubrí unos impresos y me hicieron esperar en una salita, mis nervios eran patentes, pero estaba decidido
Al cabo de rato me hicieron pasar a una sala donde me esperaba un tribunal.

Diez ángeles estaban sentados en una mesa alargada, delante de ellos había una única silla que estaba destinada para mi, allí me senté y los ángeles mi hicieron miles de preguntas, me hablaron de los pros y los contras que tiene ser ángel.
-Sabemos que estas muy unido a Vanesa aquí en el cielo, me dijo uno de ellos, si te haces ángel, tendrás que dejar de verla como lo haces hasta ahora, no podrás tener contacto físico con ella-. -Deberías reflexionar si de verdad quieres ser ángel-. -También somos conocedores de tus sentimientos en la tierra pero debes de ser consciente de que no podrás tocarlos, ni hablarles, solo mirarlos-, -así que tienes que decidirlo tú-.
-Ya has cubierto la solicitud pero ahora tienes 15 días para reflexionar-, -piensa en ello, -dale las vueltas que necesites, medita, mira en los ojos de Vanesa, quizás ellos te ayuden a decidir-.

Al irnos mire para Vanesa dedicándole una sonrisa, pero ella no fue capaz de hacer lo mismo, sabía que en mi interior todavía quedaban recuerdos muy fuertes que harían de barrera entre nosotros.