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domingo, 27 de abril de 2014

El rito Sati



Cuando ya creíamos que algunas cosas habían cambiado, nos enteramos que todavía siguen haciéndose.
Me refiero al rito Sati. Rito que era, por llamarlo de alguna manera, una obligación.
Sati, significa “buena mujer”. Esto me trajo a la memoria el libro, “la vuelta al mundo en 80 días” que narra como una viuda es rescatada de morir en la hoguera al lado de su difunto marido. Porque no siempre es voluntario.
Este rito era, y por lo visto es, una costumbre hindú, que consistía en que a la muerte e incineración de un hombre, si dejaba viuda, ésta muchas veces se suicidaba con él, tirándose a la hoguera.
Ambos, eran vestidos con los trajes con los que se casaron. Se encendía la hoguera con el difunto marido en ella y luego la viuda saltaba al fuego, aunque algunas veces era ella quien una vez sentada al lado de su marido, prendía la llama. Otras veces la familia la forzaba a hacerlo, para no soportar la vergüenza cuando ella no lo hacía voluntariamente, o bien por las buenas, u obligada con palos, es decir, le daba un empujoncito.
En agosto de 2006, en el distrito de Sagar,  en Madhya Pradesh, una viuda, se tiro a la pira donde era cremado su marido. O el sucedido el 4 de Septiembre en el que Roop Kanwar de tan sólo 18 años consiguió burlar a la policía e inmolarse junto a su marido en Deorala, Rajasthan.
Aunque esta práctica se abolió allá por 1829, en la actualidad, las viudas, siguen siendo “obligadas” ya que no pueden volver a casarse, máxime si son madres y además cuando quedan viudas, pierden todos sus derechos y propiedades. El pueblo y la familia las rechaza y su presencia es considerada un mal augurio, con lo que no es de extrañar esa costumbre.
Los líderes políticos y religiosos, a veces se muestran ambivalentes sobre el tema y algunos lo defienden como una costumbre, como un derecho religioso de las esposas a seguir a su marido cuando este fallece.
En fin, esto es una muestra más de que muchas costumbres son difíciles de erradicar, costumbres como la ablación del clítoris o la más triste noticia de que Irak  ha dado visto bueno a  la “Ley de la familia en Iraq permite a los hombres casarse con niñas menores de 9 años".
Loco mundo este, locas costumbres.



domingo, 20 de abril de 2014

Marchando una de grillos



Leíamos no hace mucho la noticia de queLa FAO aconseja comer insectos para combatir el hambre en el mundo y nos enterábamos de que “Más de 2.000 millones de personas los consumen” y ya sabíamos que en Asia, África o América Latina, es bastante común comerlos.
Pues sí, La FAO, Las naciones unidas en un arrebato extraño nos pide que comamos insectos porque según un estudio contribuiría a paliar el hambre en el mundo y eso lo dicen unos señores que quizás en su vida han visto un grillo o un escorpión.
El estudio nos asegura que son nutritivos, bajos en calorías.
A su favor, según la organización de la ONU, dice que los insectos se reproducen rápidamente y tienen un impacto débil sobre el medio ambiente durante su vida. Para producir un kilo de insectos se precisan dos kilos de alimentos, mientras que para producir un kilo de carne animal se necesitan ocho, además de necesitar menos agua y producir menos gas de efecto invernadero y lo mejor de todo, son más baratos.
La pregunta es  ¿Cambiarán los percebeiros su forma de vida? ¿O los pescadores? ¿Que será de los criadores de pollos, de conejos o de vacas para carne?
¿Te imaginas comiendo de entrante un revuelto de grillos al ajillo? O ¿una sopa de orugas de gusanos de seda? o ¿
Brochetas de insectos? ¿Cómo serán los menús de degustación?
Aunque si lo miramos así, ¿Qué dirá un latino, o un asiático si nos ven comiendo una nécora, percebes, o pulpo a feira?
Y ¿Qué dirán los ecologistas? Esos que siempre ponen el grito en el cielo por las matanzas de focas, o de animales para consumo humano ¿dirán también algo sobre la cría del saltamontes para el consumo humano, o sobre la matanza de grillos? No creo que tarden mucho en buscar algún argumento. El caso es protestar.
La verdad prefiero no imaginármelo y lo que tenga que venir, que venga, aunque nunca fui mucho de experimentos culinarios, Y no sé si me atreveré
Pues nada, ya sabéis, ir empezando a probar las exquisiteces que nos ofrece la naturaleza en forma de insectos.

jueves, 10 de abril de 2014

La muerte puede esperar



A veces la vida se da la vuelta, se retuerce, te hace un extraño, se rebela contra nosotros y nos cambia los planes.
A veces la muerte te convoca, se hace notar y sin anestesia, nos envía un recado, una llamada a cobro revertido que nos deja tocados.
Te desbarajusta la vida, te obliga a modificar esos planes que tenias hechos a corto plazo, te hace pensar, sopesar y sobretodo valorar lo que tienes y lo que te queda por hacer, lo que te queda por vivir.
Los pensamientos hacen acto de presencia, a veces los buenos, a veces los malos. Unas veces se sube y otras veces se baja, te caes, pero siempre, siempre te vuelves a levantar.
Porque la vida me dice cosas, la vida me cuenta historias, relatos, la vida  y yo leemos libros, hablamos de esto, de aquello y de lo otro.

Porque la vida sigue girando y en cada giro, me hace una fiesta, me pide que me quede, que desea disfrutar de esas pequeñas cosas que nos gusta hacer, escribir, leer, escuchar música, incluso ver un partido con mi gente.

Quiero seguir tomando ese café con ella cada mañana, pasear por la playa cada tarde. Regar mis plantas, volver a soñar, sentir, bailar, mirar. Volar de nube en nube, reír hasta partirme el pecho.

Y cuando no me veas, búscame donde siempre, al lado de la felicidad, colgado del viento.

Porque un mal día lo tiene cualquiera y la muerte puede esperar.