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domingo, 29 de diciembre de 2013

Mi lamento





Le he escrito una carta al viento, una carta, un llanto, o quizás un lamento.
Le hablo de ti, de mí, de esto, de aquello y le hablo de nuestro encuentro.
De lo feliz que era, de que soñaba con ese futuro a tu lado, con paseos, caminatas.
Soñaba con risas, soñaba con alegría, con pasión, amor, soñaba contigo.
Y perdido el momento, le he escrito una carta al viento. Un cuento, una historia, una historia de amor, tal vez la historia de nuestro encuentro.
Quería regalarte un sueño, una vida, encallar en tu corazón, sentirte, olerte, amarte. Quería irme a volar contigo, dormir pegado a tu pecho, soñar a tu lado.
Y ahora que has tomado otro camino, mi corazón se ha quedado sin palabras, triste, ya no sabe qué decir, ya no sabe que soñar.
Sigue pensando que vas a volver. Sueña que te ve, corre hacia ti, te abraza, te sonríe y te dice al oído: "te echaba de menos".
Te habla de que ha encontrado un tesoro enterrado, que desea compartirlo contigo, desea vivir esos momentos, cumplir esos sueños que tanto habéis imaginado.
Pero ha vuelto a ocurrir, se ha vuelto a hacer el silencio, otra espera, un vacio, media eternidad.
Porque nada es perfecto, nada es eterno, y algunas cosas acaban antes de empezar.


jueves, 12 de diciembre de 2013

Llega la Navidad



Llega la navidad y como en el anuncio de un famoso turrón,  muchos vuelven a casa.
El frio y la nieve hacen acto de presencia, se despierta el espíritu navideño. Los escaparates de los comercios comienzan a llenarse de juguetes, las calles se adornan con motivos navideños. Luces, guirnaldas, arboles iluminados.
Llegan las vacaciones blancas en la estación de esquí. La publicidad se intensifica en número y en precio, El Corte Inglés a la cabeza, llena nuestros buzones con unos gordos catálogos de juguetes, cestas de navidad, ofertas de bufandas, chaquetas, zapatos, televisores, complementos, todo lo comprable, todo lo habido y por haber. Las grandes superficies hacen lo propio y también hacen sus campañas.
En los hogares se desempolva el Belén, con sus pastores, el buey, la vaca, la estrella, el niño Jesús, José, María, y como no, lo reyes Magos, que ya se divisan a lo lejos, detrás del castillo de Herodes.
Suenan los villancicos, las cadenas de televisión nos bombardean con anuncios de colonias, de juguetes, vuelven las muñecas de famosa. Millones de mensajes de texto circulan de móvil en móvil, vuelven las felicitaciones on line.
La lotería, hará que algunos tapen agujeros, otros taparan boquetes. Brindis en la calle, besos con cava, risas, amigos desconocidos, abrazos a los compañeros de trabajo, al vecino, al lotero, abrazos y algún “todavía no me lo creo” Para el resto, ilusión y “haber si para el año”.
Los más madrugadores comienzan a comprar ya los regalos de navidad, otros, los más, como siempre, los dejan para última hora.
Los restaurantes preparan las ya famosas cenas de empresa,  tráfico se prepara para los controles de alcoholemia.
Cena de noche buena, Papa Noel, comida de navidad, regalos para aquí, regalos para allá. Los niños locos con sus juguetes, cantamos villancicos, risas, alegría, Feliz Navidad.

Fin de año, la locura, más champan, uvas, gominolas, lentejas en Italia, fuegos artificiales en Portugal. En Escocia,  prenden fuego a un barril y lo hacen rodar por las calles para dar paso al nuevo año. La quema de muñecos en Argentina, en fin, cada país festeja el año nuevo a su manera, lo importante es despedir el viejo y recibir el nuevo, dejar atrás el año que pasa con todos sus momentos malos y brinda esperanza para comenzar un nuevo año con mejor fortuna.

Y por fin llegan los Reyes Magos, llega la cabalgata, niños abrigados, nervios a flor de piel, madrugón, regalos, alegría, juguetes, sorpresas, algún llanto que otro. Pero  sobre todo mucha felicidad.

 ¿Y a ti que te han traído los Reyes?

A mí la granja de PinyPon.

Jo que suerte, a mi un móvil

lunes, 2 de diciembre de 2013

Nuestro encuentro



Recuerdo cuando llegue a la esquina del tiempo en la que me citaste, habíamos quedado temprano. Era un día lluvioso, húmedo y frio.
Al verte allí sentada, esperándome, un escalofrío recorrió mi cuerpo de arriba abajo, una sensación extraña, era una mezcla de nervios con deseo.
Había memorizado cada pixel de tu imagen en mi retina, pero la realidad superaba con creces la que tenia de mi memoria. Tu belleza era más intensa, más bella de lo que yo me había imaginado.
Tus ojos oscuros, tu cabello negro, tus labios, tu sonrisa, todo era perfecto y ahora estabas delante de mí.
Atrás quedaban los cientos de horas delante del ordenador. Nuestras conversaciones cibernéticas se hacían por fin realidad.
Me venía a la memoria la rutina diaria, salía corriendo del trabajo para conectar y hablar contigo, risas, discusiones, caídas del sistema, conversaciones íntimas. ¿Cuántos te quiero te habré escrito? ¿Cuántos besos te habré mandado? Ahora me parece que no eran suficientes.
Poco a poco nuestros nervios fueron desapareciendo, dejando paso a la timidez propia de dos personas que se acaban de ver por primera vez, pero que se aman desde hace tiempo.
Ya estaba frente a ti, de pie, no sabía si cogerte las manos, si besarte directamente o simplemente invitarte a tomar algo. Recordé el café que teníamos pendiente así que después de un beso tímido, cogí tu mano y te invite a tomar algo en una cafetería muy tranquila.
Al llegar, buscamos una mesa alejada, y encontramos una perfecta, en una ventana desde la que se veía un parque cercano. Era un sitio agradable, amenizado con una música tranquila.
Te tenía delante, a cincuenta centímetros y no podía dejar de mirarte. Observaba tu belleza, buscaba defectos, pero jolín no encontraba ninguno.
Allí estuvimos cerca de dos horas, la conversación cada vez se hacía más intima. Al principio necesitábamos confirmar y asentar nuestras dudas y así lo hicimos.
Cuando nos dimos cuenta, teníamos nuestras manos sujetas y hablábamos de futuro, un futuro que estaba comenzando.
Desde aquel día soy envidiablemente feliz, tengo todo lo que deseo, te tengo a ti.