Lo
sabe el sabio y los sabiondos, los letrados y doctorados, lo saben los listos personajes
recomendados, los que habitan en las bibliotecas, entre los libros, estanterías
y las mesas, los que deambulan por las hemerotecas, entre periódicos y revistas,
al lado de las filmotecas.
Lo
sabe el genio de la lámpara, el caballero de la triste figura, el cura del
pueblo; el alcalde, el policía y los monjes de aquella abadía.
Lo
sabe el espejo cuando me miro y frunzo el cejo, las sombras que me persiguen
por las callejuelas, las tachuelas, las curvas, las rectas, las grietas de la
pared, los círculos cerrados, los dados redondos y los cuadros nivelados.
Lo
sabes tú que giras, lo sé yo que vibro, lo sabemos todos aquellos que hemos leído
el libro.
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