Que
difícil se me hace deshacer lo hecho, romper los deseos en pedazos, trocearlos,
desmenuzarlos, desterrar las apetencias y encontrar nuevas esencias. Que complicado,
es estar callado, mudo, aguantando las ganas de decir, lo que me tiene
acogotado.
Algo,
que no me venga de vuelta, que pase por tu lado, que te ronde, que te frene,
que llame tu atención.
Que
mil o un millón de noches se hagan realidad, que pasen por delante de nosotros,
con calma, con esa bella sensación de ausencia de reproches.
Que
difícil se me hace no recordarte, no citar tu nombre. Ganar la batalla a los
deseos de encontrarte, de tenerte, quizá de amarte.
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