de la mítica táctica,
que la patética política
nos obliga a poner en práctica.
Es el clásico ritmo metódico,
de lo hipotético y lo frenético,
que el famélico y raquítico funcionario público,
sufre cuando aumenta su glándula prostática,
amenazando su vida idílica.
Es la estática y prolífica carrera cíclica, que nos lleva a esta tónica profética.
Como un poético y apocalíptico rito satánico, de métrica dramática y mérito exotérico.
Y no deja de ser ilícito,
y aerostático,
dentro de un entorno frenético,
para abandonar la vía sistémica.
Pero es sintético y caótico, dar al sádico el poder calórico de la cosmética endémica y atónita.
¡Que si melancólico,
que si didáctico,
que si errático!
¡Que si magnético, profético,
o soviético!
La solución lógica, a este inédito acontecimiento,
está en la paleolítica receta, para evitar el empeoramiento de esta situación vírica y satánica.