no cierra mis cicatrices.
El «no puedo» y el «ya veremos»
solo disimulan los barnices.
La noche muestra la luna
segura, repleta y brillante.
Qué traviesa, qué oportuna,
debería seguir adelante.
Mis taquicardias aún tienen eco
y resuenan como el primer día,
con ese sonido rítmico y hueco
que mi almohada no entendía.
Fue un diciembre extraño
que sigo tratando de asimilar.
Una mezcla de abril y mayo,
un día imposible de olvidar.
Ahora hago gigantes de papel
con engrudo de cartón y cola,
amoldando la forma de tu piel
cual muñeca de escayola.
©️ILS2025
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