Tenía una sonrisa perfecta, tenía belleza y decisión, así que le di la llave de mi casa, le di también la de mi corazón.
Le di mis sueños, mis alegrías y mi felicidad.
Le di mis virtudes, mis defectos y manías, le di todo mi tiempo, mis noches y mis días, le di media vida y la otra mitad.
Me devolvió una sonrisa y mi mundo se sobrecogió, me dió tiempo y se me curaron los vacíos.
Las sombras movedizas, desaparecieron. Me dejé querer, me dejé llevar por los caprichos del amor y del placer.
©ILS
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