¿Realmente estamos seguros? Ya sea en el
ciber-espacio, por la calle e incluso en casa, la seguridad no es ni por asomo
la idónea.

Y por la calle, ¿estamos seguros? Tirones, atracos,
robos en los cajeros automáticos, o raponazos son algunos de ellos. A pesar de
que miles de cámaras nos vigilan. Cámaras en establecimientos comerciales, en los bancos, coches de policía, taxis,
comunidades de vecinos, empresas. En cada esquina, hay una cámara enfocándonos.
Pero ¿Y que? La policía los detiene y a
la media hora ya están de nuevo en la calle, cometiendo fechorías como si nada
hubiera pasado.
Luego en casa, ponemos un pestillo más fuerte o una
puerta blindada, algunos una alarma de
todo a cien, pero a los cacos, esto se la trae al pairo. Recuerdo que una vez
mi contraria se dejo las llaves puestas por dentro y sin querer cerro la
puerta. Me llamo por teléfono pero al estar sus llaves puestas, no me abría ni
patrás. Llamamos a un cerrajero y en 5 segundos, eso si, enviándonos muy
amablemente al pasillo para no ver como lo hacia, abrió la puerta sin el mas mínimo
rasguño.
Y con la llegada del verano, escuchamos en los
telediarios los “remedios” para resguardarnos de los amigos de lo ajeno, nos aconsejan
por activa y por pasiva, tomar una serie de medidas mínimas para no dar pistas
de que la casa esta vacía. Ya sabéis, el rollo de que un vecino te saque el
correo del buzón, o que entre algún familiar de vez en cuando para subir y
bajar las persianas o bien, nos da por comprar un temporizador para conectar en
cada una de las lámparas, programándolas para que se enciendan o apague a aquella hora determinada, de tal forma que
se asemeje lo máximo posible a un día cualquiera. No es que haga mucho, pero al
ver luz, supongo que se irán a otra en la que no hay luz.
Así cuando nos vamos de vacaciones salimos “tranquilos”, porque hemos hecho todo lo que
nos han dicho; lo del correo, los dichosos temporizadores, el vecino o el
familiar, o alguna ropa en el tendedero.
Pero estas medidas que se desvanecen cuando algunas
cosas se conjuran en contra como el caso de que a las páginas amarillas les da
por entregar las nuevas guías con lo que a los que no están en casa, se las
deja en el felpudo, y allí quedan durante días y días, como diciendo, “no hay
nadie en casa”. Nosotros solemos guardar la de los vecinos hasta que regresan y
segundo las redes sociales y los niños.
Pero ¿Qué pasa con las redes sociales y los niños?
Pues que tu hijo de 12 años, que no sé porqué motivo tiene una cuenta en
facebook, proclama a los cuatro vientos que estais de vacaciones en Torrevieja,
acompaña unas fotos del viaje y solo le falta poner una nota en el muro del vecino.
“no te olvides de regar las plantas, la llave está como siempre, detrás de la
maceta.
Y la pregunta es ¿Qué más podemos hacer? ¿No
navegar por internet? ¿No salir a la calle? O ¿no ir de vacaciones? Tomemos las
medidas pertinentes y hagamos una vida normal.
Pero y ¿Cómo
permite Facebook crear una cuenta a un niño de 11 años?
Esta pregunta nos la hacemos muchos y los
responsables miran para otro lado. Quizás para ellos, lo importante sea tener
más millones de usuarios que ninguno.