el tiempo coge carrerilla.
Diluyendo en agua de rosas,
las promesas que te repetía.
El rey que preside la mesa,
despedida de un guerrero.
Morada que el frío atraviesa,
¡no puedo querer, ni quiero!
Ya no hacen noche los miedos,
y las traiciones no tienen cabida.
Pero no te salvan ni los credos,
pues el dolor difícilmente olvida.
Hoy vuelo con las alas abiertas,
si acaso el miedo regresa.
Dejé las alarmas despiertas,
por si su amor me confiesa.
El sueño de las coincidencias,
alimenta el cuajo del olvido.
El aleteo de las clemencias,
es el precio por haberte querido.
Las voces que llegan del mundo,
te piden que guardes las formas.
No aceptes un no rotundo,
pero acata y cumple las normas.
©️ILS2024
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