el mismo millón de estrellas.
Parece que has escondido
dos luces en tu pañuelo.
Asómate al balcón de la luna,
y verás miles de flores.
Quién tuviera la fortuna,
de poder colorear los amores.
Todos los caminos llevan al patio
de una hermosa constelación.
Por muy intenso que sea el asedio,
valdrá la pena esta ocasión.
Van presumiendo los astros,
de iluminar con su fogonazo.
Pero los sueños que dejan rastros,
brillan más en un abrazo.
Mira aquella estrella fugaz,
parece que tenga prisa.
Tal vez yo no sea capaz,
de describir una sonrisa.
Más allá de la espuma,
que tras la nube se adivina.
¿Sabrá dibujar mi pluma,
el rostro de mi Querubina?
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