amor cómo el que más,
y la fantasía de un soñador.
Esa jabonosa locura,
que sé escurre entre los dedos.
Esa palabra que se acurruca
en el folio, esperando ser nombrada.
Nada tengo y nada necesito.
Quizás tenga un nudo
en el corazón,
y una vena enamorada.
No tengo respuestas a tus preguntas,
ni temores extraños.
Por tener, no tengo nada,
solo me quedan
las cenizas de los años.
Nada tengo, tal vez,
unas cuantas confidencias,
un par de secretos,
y un trozo de misterio
que alimenta mis escritos
a la espera del invierno.
Tengo para ti estos poemas,
este grito y las noches que te sueño,
entre escrito y escrito.
©ILS
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