que solo le queda soñar.
Que cruza los dedos, por optar a un ojalá.
Su deseo, es un quizás.
Su ansia amanecer.
Te agradece una sonrisa,
un saludo, incluso un mendrugo de pan.
Pobre del pobre,
que vaga sin rumbo, ni destino.
Que ya no recuerda la vida,
ni la sensación de calor.
Con una pequeñez te hace una fiesta.
Añora un sitio cálido,
una manta o la simpleza de un techo de cristal.
Pobre del pobre,
que sigue creyendo que sí.
Que a la vuelta de la esquina,
puede cambiar su suerte,
puede empezar otra vez la vida.
Pobre del pobre,
que solo quiere una caja de cartón,
para soñar y pasar el invierno.
Que sólo busca un portal,
una galería, un recoveco,
una esquinita en cualquier rincón.
Pobre del pobre,
que solo come pan duro.
Recoge colillas del suelo.
Para ahogar esa pena.
Que lleva clavada en el corazón.
Ya no cierra los ojos.
Ya no se deja llevar.
Pobre del pobre,
que sueña con soñar
y sueña alcanzar el futuro.
¡Un futuro mejor!
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