Dice una preciosa canción, que Serrat le dedico a
los niños “A menudo los hijos se nos parecen, y así nos dan
la primera satisfacción; ésos que se menean con nuestros gestos, echando mano a
cuanto hay a su alrededor”.
Esta canción me vino a la memoria el día que las
vecinas del piso de abajo llegaron de vacaciones, tienen dos niños gemelos,
pequeños y debieron de llegar alborotados, porque estando todo tranquilo en
casa, llaman al telefonillo; era un chico que me decía ¿tienen ustedes dos niños
pequeños? No, ¿Por qué? Le conteste. Están tirando cosas a la calle, me dijo,
ah, son los del tercero B, y me fui disparado a mirar por la ventana, y allí
estaban ellos, felices, partiéndose de risa mientras tiraban todo lo que tenían
a mano, juguetes, un mando de la tele, un cenicero y alguna cosillas mas. Ya
son famosos en el barrio.
¿Quién no fue un loco bajito? ¿Quién no ha pintado
las paredes de casa? ¿Quién no ha llegado perdido de suciedad?
Vais a acabar conmigo nos decía mi madre, casi
todos los días. En casa éramos muchos locos bajitos y tengo algunos recuerdos,
otros me los han contado, como cuando siendo yo un bebe, mis hermanos me
llevaron de paseo por el pincho del tejado de la casa de los vecinos, hasta la
chimenea, allí se sentaban conmigo, contemplando el ambiente. A mi madre cuando nos vio, casi
le da algo.
Esos locos bajitos son naturales, espontáneos,
simpáticos, alegres, curiosos, gamberros, incansables, siempre sorprendentes y
a veces, crueles.
Los de mi generación, éramos unos locos bajitos de
válvulas, que veníamos al mundo con un pan debajo del brazo, luego vinieron los
analógicos, que ya traían una baguette, y los de ahora son digitales que lo que traen es un móvil bajo del brazo, estos
están geolocalizados por GPS, y en un futuro, no muy lejano, conducirán un
coche que vuele en vez de ser parte de un atasco en
las calles de las ciudades, y sus ordenadores serán pequeñas lentes de
contacto que te irán pasando por la retina toda la información que soliciten
con la voz, esas cosas que ahora ni nos imaginamos.
Pero
eso sí, son el departamento de I+D de la humanidad, son los futuros médicos, ingenieros,
abogados, arquitectos o presidentes de gobierno. Y tienen por delante un largo
y complicado camino.
Pero en ese futuro, ya sea cercano o lejano, esos
locos bajitos, seguirán siendo naturales, espontáneos, simpáticos, alegres,
curiosos, gamberros, incansables, siempre sorprendentes y a veces, crueles.
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