
La palabra séptimo consta de siete letras, siete son
los días
de la semana,
siete los colores
del arco iris
y siete los pecados capitales.
Parece ser que los antiguos astrónomos en sus observaciones
del cielo vieron que la mayoría de las estrellas no cambiaban de posición las
unas con respecto a las otras, sin embargo observaron siete cuerpos celestes
que sí lo hacían. El Sol
y la Luna,
los dos primeros. Los otros cinco eran los planetas
que pueden verse a simple vista, Mercurio, Venus,
Marte, Júpiter y Saturno, que los pueblos antiguos consideraban estrellas
móviles, estos siete cuerpos celestes dieron nombre a los días de la semana.
En el mundo hispanohablante se dice que los gatos tienen 7 vidas. Aunque en los
países anglosajones se diga que tienen nueve.
Los siete brazos del Menorá,
(el candelabro sagrado y litúrgico judío).
Los siete sabios de Grecia. Los siete metales
conocidos en la antigüedad. Siete son las Chakras en el
cuerpo humano, siete los sacramentos y
siete las Maravillas del Mundo.
Siete notas
musicales, los siete mares, los siete magníficos. Siete los
enanitos del cuento, siete los crisantemos que cantaba Sabina. Siete los
samuráis, siete los saberes de Edgar Morín y Siete los años en el Tíbet. Los
siete libros de la diana, Las "siete virtudes" del Bushidō, Siete los
dones del Espíritu Santo, Las siete partidas de Alfonso X el Sabio Y Los 7 arcángeles
El
7 es el número místico y mágico por excelencia, recibe el nombre de ‘la cifra
de las cifras”.
Para
el Judaísmo, el número siete es el
que domina el ciclo del año: cada séptimo día es el Sabbat (día santo), así
como el séptimo mes es sagrado y el séptimo año, un tiempo sabático. Así,
también, el año del jubileo es
determinado por el número siete multiplicado por él mismo y la pascua dura
siete días. Asi se habla de los “siete frutos de Israel”, los “siete cielos”,
las “siete cámaras del paraíso”; las “siete categorías de las almas” y los
“siete pastores de Israel”
Idéntico
valor posee para el Cristianismo;
pero su poder mágico no se limita al ámbito religioso, sino que es extensivo a
la cultura en general.
Antaño, por ejemplo, las curanderas, para ser consideradas tales, debían ser la séptima hija de una séptima hija o el séptimo hijo de un séptimo hijo. Asimismo, se creía que el siete era el más sagrado de los números y que los séptimos hijos podían ver el futuro. Esta tradición se fue perdiendo, a medida que las familias dejaban de ser tan numerosas; pero, todavía hacia 1800 era tradición, en familias numerosas, que el séptimo hijo cursara la carrera de medicina. A estos hijos se les conocía como el “Hijo Septimus”.
También, fue considerado un número especial por las culturas precolombinas de América, como la azteca, que veía algo sagrado en el número siete y, por ello, realizaban ceremonias en el denominado Templo Siete Mazorcas, relacionado con el maíz, su alimento básico.
Antaño, por ejemplo, las curanderas, para ser consideradas tales, debían ser la séptima hija de una séptima hija o el séptimo hijo de un séptimo hijo. Asimismo, se creía que el siete era el más sagrado de los números y que los séptimos hijos podían ver el futuro. Esta tradición se fue perdiendo, a medida que las familias dejaban de ser tan numerosas; pero, todavía hacia 1800 era tradición, en familias numerosas, que el séptimo hijo cursara la carrera de medicina. A estos hijos se les conocía como el “Hijo Septimus”.
También, fue considerado un número especial por las culturas precolombinas de América, como la azteca, que veía algo sagrado en el número siete y, por ello, realizaban ceremonias en el denominado Templo Siete Mazorcas, relacionado con el maíz, su alimento básico.
Y
por lo visto, cada 7 años el ser humano experimenta cambios significativos en
su desarrollo personal.
P.D.
Aprovecho esta ocasión para pedirle a Miguel Carcaño que en esta su séptima
declaración de los hechos, diga de una vez donde está el cuerpo de Marta del
Castillo, para que pueda descansar en paz.