la realidad aún presente.
Noches como cualquier día,
la calle se sabe valiente.
Dentro están los injustos:
tu boca, la mía, y el sexo.
Besos para todos los gustos,
silencios de un verbo convexo.
Gritos a flor de piel,
bocas que gritan callando.
Así no hay luna de miel
ni deseos deseando.
Intercambios silenciosos,
vacíos que no se llenan.
Siguen siendo poderosos
los recuerdos que me quedan.
Recomienda Don corazón
unos días de descanso.
Qué no se apure la intuición,
que no hay ríos sin remanso.
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