subí y bajé montañas,
anduve del derecho,
y del revés.
Y visité el cielo,
para sentir
el aleteo de un te quiero.
Cosí en mi corazón,
pedacitos de felicidad.
Crucé miradas y sonrisas,
con silencios y caricias.
Soñé con ser especial,
único, tal vez normal.
Descubrí las cosas del querer;
encontré la mirada
con la que tanto soñé.
Y aprendí que
para hablar de amores,
no hacen falta medidas,
ni luces, ni colores.
©ILS
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