Bailando latino

Entonando una antigua jarcha,

con el corazón al ralentí.

Se puso el amor en marcha,

en el momento en que te vi.

A la pista de baile te invité,

no sin miedo a una negativa.

Aceptaste y me percaté,

que tenías una mirada cautiva.

Entre tu pecho y el mío,

no cabía motivo ni razón.

Alejándonos del gentío,

tarareamos aquella canción.

La cosa se puso tierna,

y no perdimos la ocasión.

Después una mirada eterna,

la luna vino a darnos la razón.

La noche se fue calentando,

y perdimos la noción del tiempo.

Seguimos bailando y cantando,

sin ningún otro contratiempo.

Otra mirada, un dulce beso,

después un abrazo de pasión.

Decidimos irnos de regreso,

hasta encontrar una pensión.

Entre jadeos y respiros,

amanecieron el sexo y la ilusión.

En un sinfín de amor y suspiros,

dos cuerpos tuvieron su ocasión.

Las astillas de aquel encuentro,

las ganas de un amor prohibido.

Sentimos en aquel bello momento,

algo que nunca habíamos vivido.

Despertamos al anochecer,

sin recordar como ni cuándo.

Pero ese día triunfó el querer,

sin saber que estaba pasando.

Hoy la vida quiere que vivamos,

felices éste amor repentino.

Y los días los pasamos,

soñando y bailando latino. 

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