Incluso cuando me mientes, le hablo al espejo de ti, y él tampoco entiende, los motivos, la razón, el por qué eres así.
Incluso tengo las heridas enseñadas y ya sólo me duelen, cuando después de otra mentira, ¡te enfadas!
Incluso el viento, no entiende la situación.
Esas promesas vacías, esas mentirijillas que inexplicablemente, le gusta escuchar a mi corazón.
Incluso me gusta pensar que alguna vez me quisiste, pero, ¡había olvidado lo difícil que es olvidar!
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