
Ya estamos en otoño, la antesala del invierno,
los días comienzan a ser más cortos, más fríos, tristes, menos acogedores y menos
de todo.
Hemos de guardar la ropa de verano, las camisas,
los tenis, los bañadores y los biquinis, toca recuperar los jerséis, los
zapatos, las bufandas, los abrigos y los chubasqueros.
Es el tiempo de los potajes, cocidos, caldo
gallego, lentejas, comidas calientes, muy calientes. Las castañas ya se venden
en los carritos por las calles.
Paraguas, lluvia, mucha lluvia, vientos,
tormentas, chaparrones, nubarrones,
ciclogénesis explosivas, tardes de sofá con mantita en casa. Calefacción
Los estudiantes poco a poco, hacen acto de
presencia, llenando cafeterías, supermercados, terrazas y calles. El bullicio
comienza, las novatadas, los encuentros de los veteranos y los nuevos de primer
año, que por mucho que quieran disimular, se les nota en la cara.
Las cafeterías se frotan las manos, las
multicopistas también, los bares de la movida gritan aleluya, por fin han regresado.
Comienza el desfile de
temporales, ciclogenesis explosivas, como lo llaman ahora, el primero ya lo
tenemos aquí. Lluvia, viento, frio, los días se hacen interminables, húmedos y
oscuros.
Pero habrá que poner
buena cara, aun no estamos en invierno y queda mucha agua por delante.
La verdad es que mira que es diferente el tiempo de tu tierra al de la mía. Aquí en Castellón hoy estaremos otra vez a 30º, una barbaridad. Un poco de fresquito no estaría mal, pero yo agradezco el sol casi todos los días, me da mucho energía.
ResponderEliminarMil besos