Eulogio estaba en casa, sentado en su sofá
preferido cuando sonó el timbre, se levantó y fue a abrir la puerta. Era la policía. ¿Es usted D. Eulogio García?
Si, les contestó con cara de intriga ¿Qué desean? ¿Que ha pasado? Les pregunto
Eulogio. Acompáñenos, por favor ¿Por qué?
Insistió, a lo que uno de los
agentes, por fin saco del bolsillo de la cazadora una nota y se la entregó.
Juzgado de 1ª Instancia de lo civil: área de juicios
rápidos. Se requiere la presencia de D. Eulogio García en este juzgado para
comunicarle la sentencia correspondiente al pago de Servicios Sociales por infracción leve.
Siguió leyendo intentando saber el motivo de aquel
desaguisado, por fin leyó la causa: Se le acusa de ser crítico con la mejor televisión
de entretenimiento del mundo.
Su cara era de extrañeza pero decidió acompañar a
los agentes y aclarar aquel malentendido, al llegar al edificio de los
juzgados, los policías le hicieron esperar en una salita pequeña, era una
habitación con tres sillas y nada más.
A los cinco minutos uno de los agentes abrió la
puerta y le dijo, acompáñeme; se levantó y le siguió, quería terminar con
aquello cuanto antes. Entraron en una sala majestuosa, llena de gente, que murmuraba
al tiempo que le miraban.
“El juez Cartón” dijo un policía golpeando con un bastón
en el suelo, todo el mundo se cayó al tiempo que se ponían en pie.
El juez miro a Eulogio, cogió un papel que traía
en la mano y dijo: Se procede a dar lectura a la sentencia de la denuncia
presentada por el Sr. Pacile contra D. Eulogio García.
Él seguía sin entender nada, se hizo un silencio más
silencioso si cabe y el juez continúo. Se le declara CULPABLE de hablar
mal y de pertenecer a un grupo anti Telecinco con lo que será sometido al
castigo de LA CAJA durante un periodo de 24 horas.
El murmullo se intensifico, parecía como si la
gente se alegrara del castigo que le habían impuesto.
Pueden llevárselo, asentó el juez dando un golpe con
su mazo, al tiempo que se levantaba para retirarse, el juicio había terminado.
Los policías se colocaron uno a cada lado de
Eulogio y le pidieron que les acompañara. Salieron del edificio y lo metieron en un furgón policial,
el viaje duro muy poco, apenas veinte minutos. Cuando el coche se detuvo, se encontró
delante de una nave. Una puerta se abrió y una pareja se unió a los policías,
caminaron por un pasillo lleno de trastos hasta una sala enorme, en el medio
había una especie de cortina que tapaba algo por los cuatro costados. Era la
caja que había dicho el juez, pensó Eulogio.
La sentencia de la caja consistía en encerrarlo un
día entero en un recinto perfectamente cuadrado, le ataron y con un casco que le
pusieron, impedían que cerrara los ojos. Se hizo el silencio y al poco se
apagaron las luces.
Él no tenía ni idea de la hora que era, ni de lo
que iba a pasar, pero de repente en las paredes comenzó a proyectarse imágenes
en alta definición y en estéreo, de programas y caras que le eran conocidos, pronto
me dio cuenta de que eran imágenes y programas de Telecinco
Durante 24 horas sufrió la visión de:”Gran Hermano, Sálvame, Mujeres,
hombres y viceversa, ¿Quién
quiere casarse con mi hijo? La Noria,
debates y debates al estilo inconfundible
de Telecinco, tú sí que vales,
entrevistas a Jorge Javier, Belén Esteban, películas sobre la Duquesa
de Alba, Isabel Pantoja, etc.. Aunque intentara girar la cabeza, cosa
que el casco se lo ponía difícil, seguía viendo la pantalla, luego pusieron resúmenes de todos los debates de
los 12 grandes hermanos por orden cronológico, al terminar apareció en la
imagen Anne Germain,
hablaba en ingles mientras Jordi
traducía, le ponía en contacto con el mas allá, por supuesto sin acertar ni una.
Y así estuvo todo el día, 24 horas, 1.440 eternos minutos que jamás olvidara.
Desde aquel día Eulogio deambula por las calles
como un zombi, no habla con nadie, no sonríe, no gesticula, su mirada está
perdida. Es el EFECTO Telecinco.
I.L.S.
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