El viaje
No se lo
pensó mucho, es mas lo había decidido en 10 minutos. Tenía que ir a verte. Así
que se fue a una agencia de viajes y pidió toda la información posible, vuelos,
horarios, moneda, clima, etc. El resto lo miraría en internet. Tenía un vuelo Santiago-Mendoza al día
siguiente, así que, sin más miramientos reservó el billete.
El vuelo
duro 18 horas y cuarenta y cinco minutos, tiempo en que se iba imaginando como
serias, como te encontraría. ¿Qué cara pondrías por semejante locura?, pero él sabía
que valdría la pena. ¿O no? Había intentado por todos los medios sonsacarle información,
la zona por donde vivías, aunque eras bastante hermética, solo sabia tu nombre,
un apellido, y una calle, pero quería que fuera una sorpresa de principio a
fin, en una libreta anotó algunas cosas que le podrían ser necesarias, hotel
cercano, etc.
Al
llegar al Aeropuerto Internacional
Gabrielli F.J de Mendoza, cogió su bolsa de viaje y se dirigió a una
parada de taxis. Le dijo al taxista que le llevara al hotel Gran Mendoza, cerca
de la plaza de la Independencia, este asentó con la cabeza, y se puso en
marcha, fueron los aproximadamente 10 o 11 km más largos de su vida, iba mirándolo
todo, sin perder detalle de lo que veía.
Una vez
en el hotel, subió a la habitación y me dio una larga y relajante ducha, el
viaje había sido eterno.
Ahora
solo tenía que encender su ordenador, abrir el chat y esperar a que
apareciera, pero de repente pensó ¿y si hoy no se conecta? ¿Y si mañana
tampoco? Bueno, haré turismo, pensé para sí, pero decidió centrarse en que tú
te conectaras.
Con
muchos, muchísimos nervios, abrió el
chat, puse su NIC y un “HOLA SALA”, en mayúsculas, necesitaba ser visto por ella
lo antes posible, buscó cuantos global había, jo dijo, hay mogollón, ¿Será
alguno de esos? Estoy en sus manos, así que decidió esperar tu respuesta, tu
saludo.
Pasó la tarde pegado al portátil, esperando ese
hola, pero nada. Bajó a cenar algo a un pequeño restaurante cerca del hotel,
estaba cansado y quería irse pronto a dormir. Al día siguiente, después de
desayunar, salió a conocer la ciudad. Cerca del hotel está la Plaza de la Independencia,
un sitio tan grande como hermoso, con el paseo Peatonal Sarmiento, un lugar delicioso,
allí la gente pasea por sus calles peatonales, con sus jardines, pérgolas y sus
fuentes, también hay numerosos cafés y pubs, confiterías, terrazas al aire
libre, un lugar precioso, con lo que se pasó allí casi toda la mañana. Antes de
comer se acerco al Museo Municipal de
Arte Moderno, quería ver algo de la cultura de este país.
Después de comer, en un pequeño pero agradable
restaurante, regresó al hotel, descansaría un poco antes de conectarse, no le
daba pasado el tiempo. Durmió 15 minutos recostado en el sofá con el portátil
encendido y conectado, por si escuchaba el CUAC que tanto anhelaba oír.
Ya despierto y atento a la pantalla, espero y espero,
pero nada, tú no aparecías, había miles de global, pero ninguno eras tú,
pasaban las horas y su estado anímico comenzaba a desfallecer, empezaba a
pensar que aquello había sido una locura del 15. No tenia billete de vuelta
hasta dentro de 5 días, con lo que tenía que quedarme si o si, pero triste, sin
ti.
Cambió de táctica, cogió una pequeña mochila, en ella metió
su documentación, tarjetas de crédito, el portátil, el móvil y todo lo
necesario para pasar prácticamente el día fuera del hotel, al que solo iría a
dormir. Decidió conocer la cuidad, empaparse de ella de sus museos, de sus
rincones más acogedores, de su gente, de su melosa forma de hablar y quizás,
aunque sin darse cuenta, de tu aroma.
Dedicaba las mañanas a hacer turismo errante y por la
tarde buscaba una cafetería que tuviera wifi y un ventanal, allí, conectado,
mientras esperaba ese CUAC, te escribía cartas, te soñaba, te imaginaba, pasaba
las horas, viendo a la gente, ¿será esa? Ojala, se decía, ¿Por qué diablos no
se conecta? ¿Dónde estará? Solo deseaba escuchar ese “hola cielo”

El viaje de vuelta fue más largo todavía, las
horas iban más despacio, su cabeza iba por un lado y él por otro, pensaba en su
error, en esa locura, en ese viaje, pensaba en ti.