Todos sabemos que con la
edad, los achaques hacen acto de presencia.
Muchos son heredados y
tarde o temprano asoman. Pero, debido a los tiempos, las prisas, los excesos,
el estrés y otros mil factores, los achaques, cada vez se dan a más temprana
edad.
Obesidad, Lumbago, colesterol, estrés, una angina
de pecho, hipertensión, aterosclerosis, osteoporosis, cáncer de próstata en los
hombres, alzheimer, Artritis, artrosis o
menopausia en las mujeres.
Al igual que venimos al mundo sin un manual de
instrucciones, nadie nos facilita una cartilla. La cartilla de los achaques, esa,
en la que deberíamos ir poniendo crucecitas por cada uno de ellos que nos
sobreviene.
Y como se suele decir, una vez empiezan, ya no hay
quien los pare.
Es tiempo de analíticas, chequeos, comida sana,
comida sin sal, pastillas para esto, pastillas para lo otro, paseos y vida
reposada.
Es entonces cuando, la rutina se hace más
rutinaria, echamos el freno y el tiempo ha de ir más despacio, los excesos se
aparcan, o como mínimo se dosifican.
Y aunque nadie nos ha preparado para ello, los
efectos secundarios de algunos de estos achaques, te hacen pasar malos momentos,
porque son cosas que de repente, te sobrepasan, no pensabas que te pudiera
tocar a ti, no estaban en tus planes. Y he de confesar que a mí personalmente,
algunos de estos daños colaterales, me están costando asimilar.
Pero la vida hay que seguirla, y un achaque no
tiene porque detener nuestro viaje, puesto que todo esto no es otra cosa que
parte de una hoja de ruta del cuerpo humano.
Tú mismo lo has dicho, la vida hay que seguirla y como es una carrera de obstáculos, pues nos toca ir sorteándolos por que a pesar de todo la vida es un regalo. Mucho ánimo.
ResponderEliminarUn beso
"la vida hay que seguirla, y un achaque no tiene porque detener nuestro viaje.....".Siempre y en silencio mi compañía esta a tu lado.
ResponderEliminar