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jueves, 10 de abril de 2014

La muerte puede esperar



A veces la vida se da la vuelta, se retuerce, te hace un extraño, se rebela contra nosotros y nos cambia los planes.
A veces la muerte te convoca, se hace notar y sin anestesia, nos envía un recado, una llamada a cobro revertido que nos deja tocados.
Te desbarajusta la vida, te obliga a modificar esos planes que tenias hechos a corto plazo, te hace pensar, sopesar y sobretodo valorar lo que tienes y lo que te queda por hacer, lo que te queda por vivir.
Los pensamientos hacen acto de presencia, a veces los buenos, a veces los malos. Unas veces se sube y otras veces se baja, te caes, pero siempre, siempre te vuelves a levantar.
Porque la vida me dice cosas, la vida me cuenta historias, relatos, la vida  y yo leemos libros, hablamos de esto, de aquello y de lo otro.

Porque la vida sigue girando y en cada giro, me hace una fiesta, me pide que me quede, que desea disfrutar de esas pequeñas cosas que nos gusta hacer, escribir, leer, escuchar música, incluso ver un partido con mi gente.

Quiero seguir tomando ese café con ella cada mañana, pasear por la playa cada tarde. Regar mis plantas, volver a soñar, sentir, bailar, mirar. Volar de nube en nube, reír hasta partirme el pecho.

Y cuando no me veas, búscame donde siempre, al lado de la felicidad, colgado del viento.

Porque un mal día lo tiene cualquiera y la muerte puede esperar.

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