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jueves, 7 de abril de 2016

Era un escritor



Era un escritor callejero, letrista y titiritero. Componedor de rimas, versos y reversos.

A las letras, melodía le ponía, a las palabras, movimiento procuraba y el conjunto, en armonía, por momentos sucumbía.

De sus versos, silencios, de sus rimas, pantomimas y de sus escritos, sueños gratuitos.

Era un escritor fuera de lo corriente, un extraño entre la gente.  Lo mismo describía el runrún de un disparate, el subidón del colgado, una pasada de frenada, o el alegrón del desempate.

Era como una descarga eléctrica, un cortocircuito fortuito, un payaso taciturno, un revés, un traspiés, el superhéroe de turno, aquel gigante con alas en los pies.

Era un escritor, consumidor de folios, lápices y bolígrafos de colores; bebedor de cerveza y menta poleo. Era el compositor de aquella melodía que nos despertaba cada dia.

Escribía sueños de papel, cartas a granel, aventuras y batallitas de cuartel.

Corredor de fondo, reportero viajero y malabarista. Soñador empedernido y sobretodo un macarra altruista.

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