Cómo le explico al corazón que tenía sueños, que quería irme a volar contigo, llegar hasta el rincón de
los deseos, pedir éste, ese, aquél y el de más allá.
Que
quería envejecer a tu lado, pasar el resto de mis días contigo, una eternidad larga,
eterna. Quería decirte un hola,
cuatro tonterías y un te quiero.
Buscaba una playa en la que encallar, un refugio, un lugar donde empezar
a vivir, pero voy por delante de mis sueños.
Ahora, el vacio me habla de ti, relleno
tus silencios con los versos que un día te escribí
Eras como un salto en paracaídas, la mitad de de mi vida, un desembarco a bocajarro, mi
compañera de fatigas
Un
goteo de besos, un abrazo eterno, una mirada, una sonrisa, un suave soplo en el
oído, un atajo a la locura.
La
banda sonora de una noche de pasión, un deseo eterno, un pellizco en el
corazón, mi cómplice, mi compañera, mi inspiración.
El
espacio que ocupas, el segundo que nos separa, una eternidad, un disparate de chocolate, un caramelo de pasión, la melodía que me
despierta cada día, mi respiración.
Un
abrir y cerrar de sueños, un desfile de emociones, un beso de
rescate. El deseo
que turba mi sueño.
Pero nadie responde a mis preguntas, mis sueños se difuminan, se desvanecen.
¿Quién va a querer soportarme? ¿Quién me llenará las ganas?
¿Quién
escribirá versos en la pared? ¿Quién me susurrará un te quiero?
Arrastro mi
dolor, camino en círculos, me levanto y remonto el vuelo y todo comienza de nuevo
Quizá la magia haga que te encuentre en otra vida.
Quizá este sueño solo sea el principio del fin o el fin de algo que ni siquiera
empezó.
O quizá abra los ojos, que ya me va tocando
despertar.