Xiana y Xoel, en su
imaginación, tienen una nave voladora y todos los días, juegan que se van a
cazar besos voladores.
Los besos voladores, son muy
pequeños, son como colibrís, tienen unas alas muy cortitas y las mueven de una
forma increíblemente rápida, a una velocidad vertiginosa, son muy ágiles, y hay
que estar muy atento y ser muy astuto para cazarlos.
Después de cenar y antes de
irse a la cama, cada tarde-noche, que es, según ellos, la mejor hora, porque
los besos salen a pasear, se van a su habitación y se meten dentro de una caja
de cartón que su abuelo les ha preparado y pintado para tal fin. Ya con sus
pijamas puestos, se enfundan sus viseras y unas gafas de bucear y de esta
guisa, deciden salir en su nave, salen a la caza de esos besos tan especiales.
Xiana es la que conduce y Xoel,
se encarga de lanzar una especie de malla que los envuelve en pleno vuelo.
Se suben en su nave, se
acomodan, ponen los cinturones de seguridad, se miran, sonríen y pone la nave en
marcha. Ésta empieza a volar, flotando en el aire, ligera pero rápida, fácil de
manejar.
Hay miles, millones de besos
voladores revoloteando en el cielo, son muy escurridizos y muy difíciles de
cazar, pero Xiana y Xoel, son más listos que ellos.
Xiana, detiene la nave voladora
detrás de una nube y espera que alguna bandada de ellos se acerque lo suficiente.
Ahí vienen, prepárate para disparar,
le dice Xiana a Xoel cuando ve que algunos se aproximan en su dirección.
Xoel, calcula la trayectoria y
se prepara para disparar. Aprieta un botón y sale disparada la malla que lo envuelve.
Premio ya tenemos otro más, gritan
y saltan de alegría, lo meten en una canasta junto con el resto de los besos.
Cuando dan por acabada la
cacería, regresan a casa y después de guardar la nave, cuentan los besos que
han cazado.
Mama, mama, papa, hoy cogimos 53, fue un buen día de caza. Pero lo más
bonito es que después de contarlos los sueltan.
Es, estupendo ver cómo, Xiana y
Xoel en su imaginación se divierten viendo como esas ciento seis alas se agitan
casi al unísono, se quedan mirando cómo salen volando, como intentan ponerse a
salvo. Ellos se miran y se ríen,
mientras con la mano les dicen, hasta luego, porque saben que mañana volverán a
cazarlos.
FIN
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