Cuando había aprendido a
sobrevivir a tus recuerdos, cuando ya solo contaba vacios, pequeños trocitos de
tiempo.
Cuando estaba a punto de
olvidarte. Apareces otra vez, apetecible, adorable, deseable.
Llegas envuelta en una bruma erótica, misteriosa y jovial. Desenvainas tu sonrisa, desordenas mi vida y me apretujas el corazón.
Me regalas una noche, un
amanecer, me zarandeas el alma, mordiéndome las ganas y las cicatrices de mi piel.
Mi vida cede y se acuesta a tu
lado, mi tiempo se detiene en tu cuerpo. Me robas besos, abrazos, me robas la
vida, otra vez.
Volvía a ver por tus ojos, retomé
planes, proyectos, viajes, retomé tu vida.
Imaginé lugares, soñé conversaciones
pendientes, cafés, risas, canciones que escuchar, sentimientos que mostrar, sentimientos
que sentir.
Quería acortar distancias,
darle vida a mis sueños. Quedaban tantas cosas por hacer,
tantas cosas que decir, tantas cosas por sentir.
Recorrer los pliegues de tu piel,
escribirte ese poema, inventar esa frase, ganarte, quererte como se quiere, a
la antigua, con el corazón.
Estar donde tu estas, compartir
contigo el resto de esta vida y la otra también.
Porque tienes eso que no se explicar, eso que me encanta de
ti, eso que me cuesta describir, eso que me cuesta olvidar.
Hay algo en ti cuando me miras, que
me envuelve, me atrapa, desequilibra mi eje, me descolocas el corazón
Pero vuelves a desaparecer, te vas y mi mundo se desmorona, me rompes por dentro una vez más.
Oscuridad, vacio, dolor, rabia. Protesto, grito, lloro y
un golpe de viento me despierta y todo vuelve a empezar.
Pero la vida sigue girando, y cada dia
amanece a su hora.
Guardo tus recuerdos, tus
miradas y tus sonrisas, rompo los escritos, tus fotos, me peleo con tu sombra,
reordeno mis penurias y trafico con el silencio que me
queda.