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miércoles, 28 de mayo de 2014

Uriel (El Cielo)



La llegada al cielo fue rápida, el viaje se le hizo muy corto y ameno. Como en otras ocasiones dos ángeles le acompañaron pero, esta vez eran ángeles blancos. Eran dos criaturas de una belleza poco común, con el pelo rubio y rizado.
La puerta del cielo era majestuosa, llamaba la atención la sencillez de su forma.
Uno de los ángeles llamo a la puerta y al momento un hombre con cara de buena persona abrió. Su cara era distinta, despedía un halo de bondad... Al pasar por su lado con una voz extraña, pero preciosa le pregunto el nombre a lo que él contestó y en su enorme libro recorrió con el dedo hasta llegar al que debía ser el suyo, luego puso una cruz al lado  y le dijo ”se bienvenido”
Al cruzar la puerta una brisa agradable golpeo su cara,  y los tres se encaminaron por un sendero que corría paralelo a  un riachuelo de aguas cristalinas. Le dijeron que se dirigían a la parada del tren- cielo  ¿Cómo? le dijo él. Veras, aquí no hay ciudades como en la tierra, vivimos en unos cabañas individuales adaptadas a la naturaleza que nos rodea, aquí tampoco veras coches, ni carreteras, solo veras senderos que podrás recorrer libremente en tus pequeños desplazamientos, para los grandes tenemos un sistema de tren-cielo que circulan todo el día y recorren todo el cielo, puedes cogerlo cuando quieras, para ello hay unas paradas.
Ahora cogeremos uno y nos llevará a donde vivirás tu, el camino es largo, con lo que llegaremos esta noche.
El tren cielo llego puntual y se subieron, es un tren parecido al nuestro pero, no hace ruido y parece que flota, es muy cómodo.
Mientras el tren se dirigía a su residencia, iba contemplando el atardecer y les hacia miles de preguntas, ellos le contestaban a todas encantados, siempre con una sonrisa en la cara, luego se quedó dormido hasta que en un momento escuchó la voz de uno de ellos que le decía,”ya hemos llegado, despierta”.
Abrió los ojos, se incorporó y se dirigió a la puerta detrás de ellos. Al salir miró a mí alrededor y su asombro iba en aumento. -¿Y decís que es de noche?- le preguntó a uno de los ángeles. -Si le contestó, aquí y ahora esto es noche cerrada,- Vaya- contestó, -pues que noche más bonita, me recuerda a los atardeceres de la tierra_ si, son muy parecidos, pero aquí la luz es más brillante y hace este efecto.-
Muy cerquita se veían unas casitas y una playa, era un sitio muy bonito
Le acompañaron a una de las chozas, que estaban al pie de la playa y le dijeron que descansara, que mañana vendrían para enseñarle como se rige aquí la vida y para presentarle a sus vecinos, -gracias- les contestó y se marcharon.
Allí quedó a la puerta de su choza, contemplando el colorido de la noche, era rojo intenso, la paz que se respiraba allí no sabría describirla ni en mil años que viviera.
A la mañana siguiente, muy temprano llegaron los ángeles y llamaron a su puerta, ya estaba despierto y esperándoles, quizás por la novedad o por mi nerviosismo.
Buenos días, -ven te presentaremos a tus vecinos-. La primera cabaña estaba apenas a 50 metros de la mía y al llegar una chica con una voz muy dulce abrió la puerta. El ángel dijo; -esta chica es Vanesa, será tu vecina y compañera, nadie mejor que ella para explicarte cómo funciona esto-. –Encantado-, le dijo mirándola a los ojos, -igualmente- dijo ella dedicándole una sonrisa. Después de unos consejos, los ángeles se marcharon y los dejaron solos. –Ven-, le dijo, -ven te enseñare esto- y cogiéndole de la mano recorrieron el lugar, un lugar de ensueño. Les presento a los vecinos y vecinas y luego se fueron a la playa que estaba al pie de las chozas. El agua era cristalina, de color azul turquesa y la arena blanca y fina como jamás había visto una igual.
Mientras paseaban por la playa, ella le iba contando cosas, como funcionaba esto o aquello. Vanesa es una chica encantadora que ha conseguido hacerle olvidar algunas cosas en muy poco tiempo. Charlaron y rieron, se le hizo el día cortísimo.
-¿Te gusta mirar las estrellas?- le dijo. -Me encanta le contestó-, -pues aquí las veremos todas y más cerca que en ningún sitio-. En ese momento le vinieron a la memoria recuerdos que todavía seguían en su cabeza, recuerdos de su vida, de sus amigos, de su gente. Una tristeza le invadió  ¿Qué será de ellos? ¿Cómo estarán? ¿Se acordaran de mí? Será estupendo se dijo.
Vanesa lo noto y comenzó a explicarle cosas, quería que su mente se evadiera y lo consiguió.
Ahora están muy unidos, ella hace que se sienta bien y cada día  hacen algo distinto, pero mejor que el anterior. Así pasa los días, disfruta de la compañía de esta chica maravillosa y del lugar, de la paz que se repira.
Continuara…  

lunes, 26 de mayo de 2014

Uriel (El Purgatorio)



Por fin me han venido a buscar. Dos ángeles neutros han venido y me han dicho que les acompañe. ¿A dónde me llevan les pregunté? Al purgatorio me contestó uno de ellos cogiéndome suavemente por el brazo, pero ven, tranquilo, es solo un puro trámite, agregó.
Después de un viaje que no sabría explicaros llegamos a una puerta grande, de un color gris apagado. Uno de los ángeles neutros golpeo la puerta y al poco un personaje vestido con una túnica negra, la abrió; pasamos dentro y nos señalo otra puerta, invitándonos a entrar allí.
Detrás de esa puerta llegamos a un  claustro, bastante grande, con sus columnas y muchas, muchas plantas, después de caminar un rato, llegamos a otra puerta en la que ponía “Sala de espera” se abrió la puerta y allí me dejaron. Me encontré solo en una habitación enorme. En el centro de la sala no había nada, solo había bancos de madera que rodeaban toda la estancia, eran bancos decorados con motivos religiosos, muy recargados, para mi gusto, pero yo no estaba allí para juzgar sino para ser juzgado, así que obedecí y ocupe uno de esos bancos, recuerdo que sentí un escalofrío debido a la inmensidad vacía de la sala, pero allí me quede, quieto, inmóvil, esperando a la espera.
En el silencio de aquella sala, muchas cosas de mi vida vinieron a mi cabeza, así me hice un examen de conciencia. ¿A donde iré? ¿Qué pasará? ¿Y si por lo que sea me envían al infierno? ¿Podre  soportarlo? Eran preguntas que iban y venían.
Al cabo de un buen rato se abrió la puerta y los ángeles neutros que me habían traído, se me acercaron y en un absoluto silencio se sentaron a mis flancos. Yo no estaba dispuesto a estar allí callado, necesitaba saber que iba a pasar. Así que sin más, les hice las preguntas que revoloteaban en mi cabeza.
A fin uno de ellos levanto y giro la cabeza hacia mí y me dijo; Esto es el purgatorio, es decir el lugar donde se te juzgara pero al no tener pecados mortales o grandes pecados, no serás juzgada ni por Dios ni por un juzgado popular como tu habías solicitado, estarás aquí para limpiar tu alma de esas pequeñas trastadas que has podido hacer. Luego cuando tu alma este limpia, te llevaremos al cielo.
¿Y cuanto tiempo estaré aquí? le pregunte. Eso va a depender de cómo ha sido tu vida en vida, pero no te preocupes, dentro de un rato te llevaremos a tus aposentos, allí podrás descansar y mañana estarás mejor y por lo que sé, esto tarda muy poco tiempo.
Al rato, me llevaron a mi habitación, era una habitación sencilla. Una cama con su mesilla de noche, una mesa, un flexo y una silla eran los únicos muebles. Allí pasé un día y medio, tiempo suficiente para purgar esas pequeñas trastadas, las mentirijillas que he dicho o las locuras que he cometido.
Ahora se que me voy tranquilo y en paz, al menos conmigo mismo.
Mi destino: el cielo


miércoles, 21 de mayo de 2014

Uriel (Ahora que estoy muerto)



 




















Por su cabeza revoloteaban varias preguntas ¿Que pasara ahora que ha sabido que estoy muerto? Se preguntaba,  ¿Quién me juzgará? ¿Satán quizás? ¿Dios? O ¿Un Tribunal Popular?
Vayamos por partes y hagamos cábalas, dijo para sí.
Si me juzga Satán ¿que podrá encontrar de mí que haga que me lleven al infierno? Repasando mi vida mentalmente, creo que no tiene ningún motivo o al menos tan grave como para que deba ir al infierno. Quizás ¿Cuándo de pequeños hacíamos rabiar al Sr. Gil?, el dueño de aquella tienda de artículos varios. ¿También cuando hacíamos burla de cómo nadaba la Sra. Amalia o cuando robamos aquellas Coca Colas, en el camión que aparcaba los jueves  delante de un bar?
Hoy lo recordaba y se avergonzaba. Sabía  que había hecho trastadas,  pero no como para un castigo ejemplar, más bien eran cosas de niños, pequeñas niñerías, inocentes inocentadas.
Si me juzga Dios, continuó. ¿Que encontrara él para llevarme al cielo? Supongo que las pequeñas gamberradas que pudimos hacer, no serán causa de que no deba ir al cielo, ahora que lo pienso, estoy intentando recordar algo bueno que haya hecho y sea digno de citar, no me viene nada a la cabeza. He sido del montón, y no he destacado ni por ser bueno pero tampoco por ser malo.
Y por ultimo si me juzga un tribunal popular ¿que pasara? ¿Quienes formaran parte de ese tribunal? ¿Quizás algunos de vosotros?, ¿tal vez el Sr. Gil o el conductor del camión de las Coca Colas?, ellos han sido testigos de mis pequeñas fechorías. ¿O quizás alguno de mis compañeros de trabajo?
Si me dicen que tengo que elegir la forma de ser juzgado diré que prefiero un tribunal popular, un tribunal  en el que haya gente de todas las condiciones, razas, edades, no importa su condición sexual, color de la piel o ideas políticas y sólo le pido a ese tribunal que sean justos, que no se dejen llevar por sentimientos. Sea lo que sea, juzgue quien me juzgue, acataré el fallo con valentía.
He soñado, he viajado, he sido feliz, he querido plasmar mis emociones, sentimientos, he escrito y descrito como escribo y porque. Ahora lo hare desde esta perspectiva.
Intentare desde mi posición describir que se siente en mi estado, como es el más allá. Y si me topo con esa luz blanca, os narraré si es tan hermosa como dicen.  
Continuará…

martes, 13 de mayo de 2014

Uriel (La muerte)



 














Iba camino de la cafetería, pero notaba algo extraño, notaba como si sus pies no tocaran el suelo, como si fuera flotando, pero no veía nada raro.
Al llegar, vio que estaba llena de gente hasta los topes, se acerco a sus amigos, esos con los que siempre toma el café, pero todos estaban tristes, incluso alguno tenia lagrimas en los ojos y apenas hablaban. Los saludo pero no obtuvo respuesta, ni miraban para él, ni le escuchaban ¿Qué está pasando? se preguntó. Hola, les dijo otra vez, a lo que ellos seguían sin contestarle. Hasta que de pronto una mano se poso sobre su hombro muy suavemente, se giro y lo vio, era un ser raro, especial, tenía como una aureola que lo envolvía. Éste le sonrió y con una voz muy suave le dijo, ven, te mostrare lo que ha pasado. ¿Quién eres? Le pregunto ¿A dónde me llevas? Sígueme, le dijo sin más ese personaje extraño y misterioso. Viendo lo raro que era todo, le siguió.
En ese momento, cuando echo a andar, se dio cuenta de que se hizo el silencio, cruzaron la abarrotada cafetería, la gente gesticulaba, se reía como si estuvieran hablando, pero no escuchaba sus conversaciones incluso diría que parecía que no los veían, y realmente así era.
Al llegar a la calle el ser extraño se giro y le ofreció la mano diciéndole, ahora cierra los ojos y haz lo que yo te diga; decidió hacer lo que aquella persona tan rara le pedía, así que puso su mano sobre la suya, cerró los ojos y echaron a andar, caminaron un rato pero seguía notando algo raro bajo sus pies y le dijo ¿Qué me está pasando? El ser extraño se detuvo y le dijo, abre los ojos, pero no tengas miedo. Por fin lo vio, estaban flotando en el aire a un par de metros del suelo. Le entro el pánico y se sujeto fuerte a aquel hombre; tranquilo le dijo, ahora te lo explico y sabrás que ha pasado, pero necesito que te relajes. No es fácil le contesto. Lo sé, le dijo, pero has de aprender a hacerlo, es tu nuevo estado y debes asimilarlo.
¿Mi nuevo estado? Le dijo. Si, le contesto, ven, y reanudaron la marcha, le siguió sujeto fuertemente a su brazo y al doblar la esquina, le dijo, mira ahí, señalándole un edificio, veras todo lo que quieres saber, y así fue. Proyectado sobre la pared de ese edificio, como si fuera una pantalla de cine se veía a mí mismo, iba por la calle, recordaba haber vivido aquello y vio como en un momento se desplomo justo al cruzar la calle, en un paso de cebra, la gente pronto se dio cuenta de que algo había pasado y se agolparon a su alrededor, alguien llamó a una ambulancia, que llego al poco rato. Se giró mirando para él, y le dijo ¿me he muerto? Sí, le contesto. ¿Y qué va a pasar ahora? ¿A dónde iré? ¿Al cielo? ¿Al infierno? De momento no va a pasar nada, esperaremos órdenes, le dijo. Ahora tendrás que quedarte aquí conmigo hasta que decidan lo que hacer. Me llamo Amael, soy un ángel guardián y me han enviado para guiarte en este estado para ti desconocido, pregúntame todo lo que necesites saber, te contestaré a todo, te acompañaré a donde quieras ir, siempre y cuando este dentro de mis competencias.
Continuará…



jueves, 8 de mayo de 2014

Mentiras premeditadas




Empieza otra campaña electoral, esta vez a las Elecciones Europeas y ya sabéis la que nos viene encima. Mítines, propaganda electoral, folletos, panfletos, banderitas, mecheros, etc. Habrá risas, sonrisas, guiños, abrazos, apretones de mano, comilonas, meriendas, cenas y fiestas de guardar.
Saldrán a la palestra las promesas, las mentiras, con que nos suelen intentar convencer. Si, promesas por aquí, promesas, promesas por allá, promesas y más promesas. No será una campaña propiamente Europea, tendrá tintes nacionales.
Porque unos nos dirán que la cosa va bien, que la economía empieza a mejorar, que nuestro país ha salido de la crisis y que ya se ve la luz al final del túnel. Dirán también que ya empezamos a crear empleo, aunque lentamente y un poco precario, pero la cosa irá en aumento y mejorando.
Los otros hablaran de precariedad laboral, de subidas de impuestos, de política errónea, de caos, de mentiras por doquier.

Se atacaran con que si hubo contabilidad B, hablaran de sobres, sobresueldos, de corrupción por aquí, trapicheos por allá. Los otros harán lo propio con los ERES, los fondos de formación para desempleados, de malversación, etc.

Y todos, hablaran de que siempre han sido legales en todos y cada unos de sus hechos, que la transparencia es su bandera y que la corrupción es un invento del otro partido, una trama, un argumento para minar al opositor.
Unos dirán que ya se podrán bajar los impuestos, que su política es la mejor, que Dios nos libre de que gane el contrario. Los otros dirán que desharán lo hecho por los unos, eliminaran impuestos, que volveremos a tener la sanidad pública gratuita, becas para todo el mundo, nos prometerán un nuevo plan de estudios, subida de sueldos, etc. En definitiva, gane quien gane, vamos a vivir como Dios.
Nos dirán que las cosas van a mejorar y mucho. Los otros propondrán no seguir acatando las políticas impuestas por Ángela Merkel. Nos dirán que defenderán la pesca, con uñas y dientes, solicitaran a Europa ayuda para combatir la inmigración, etc. y todos crearan miles y miles de puestos de trabajo.
Y el domingo 25, por la tarde, comenzaremos a escuchar cifras, datos, estadísticas, risas, cava y fiesta, porque “en términos relativos” todos ganarán.
Y así, tendremos 54 eurodiputados de un total de 751, señores que debatirán y aprobaran la legislación de la UE. Discutirán el presupuesto, la reducción del déficit o las ayudas al empleo juvenil o discutirán sobre la política migratoria.
¡¡¡Pero!!! No nos engañemos, aquí, las cosas seguirán como siempre o peor. El paro tardará mucho, muchísimo en bajar, los trabajos serán cutres, los ricos serán más ricos y los pobres, más pobres o ¿se puede ser más pobre no teniendo nada?
Seguiremos siendo el país en donde es más caro ser autónomo, los segundos en número de parados. Los sextos el precio más caro de la electricidad y podría seguir dando datos, pero tampoco quiero enojarme y todo esto con un tercermundista  salario mínimo internacional.
Seguiremos teniendo 350 diputados y 260 senadores que no se qué coño hacen, además de asegurarse un buen futuro.
Diputaciones, Secretarias, Asesores, Cargos de confianza, Aforados. Coches de alta gama, choferes, guardaespaldas. Gastos en su mayoría innecesarios, que pagamos con nuestros impuestos. Pero eso, a sus señorías poco les importa.