A
veces me tomo mi tiempo y salgo a navegar, voy de nube en
nube, recorro las estrellas, me siento en la cima del mundo y veo la vida desde arriba. Me empapo de
esos pequeños detalles, miro, contemplo, escucho, fotografío, escribo, me río y
medito.
Luego
bajo a la tierra y disfruto del momento, del silencio, de los sonidos que
vienen y van, el murmullo lejano, el run-run de la calle, coches, gente,
pájaros, porque la vida me dice cosas. La
vida me habla de esto, de aquello, de lo otro, de lo de mas allá e incluso me habla
de ti.
A veces, el tiempo, hace que el sol salga antes de tiempo, y se mete
en mi casa un amanecer, salgo a la calle, buscando una dirección que no se si existe,
tomo el camino que nadie había elegido y espero apoyado en la curva del cielo a
que corra el tiempo.
Otras veces, me acuesto
casi de día, intentando ordenar esas palabras
desordenadas, me
acuesto con la luna y me despierta el sol, recojo
los recuerdos, las cosas que el camino me ha enseñado y guardo las locuras que
me sueles regalar.
A
veces el tiempo y yo jugamos, lo dejo correr, se detiene, avanza más deprisa y
se toma su tiempo. Luego me enfado con mi
sombra, aflojo la marcha, me detengo al borde de la nada y recupero el tiempo que perdí.
Vuelo entre tus
recuerdos, guardo el pasado en un cajón, ordeno el presente y preparo el futuro.
A veces el tiempo y yo, simplemente tomamos café juntos, hablamos, reímos,
escuchamos música, nos hacemos compañía y pasamos el tiempo.
Muy bonico!!!!
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