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domingo, 29 de septiembre de 2013

El regalo de Carla



Acababa de llegar a casa, todavía no me había dado tiempo a dejar las cosas, cuando me sonó el móvil. Mire la pantalla y ponía Carla. Hacía tiempo que no la veía, que no venia por la cafetería y la verdad, me hacía ilusión saber de ella. Hola cielo dije sin más preámbulos. Al otro lado escuche un ¡hola mi vida! ¿Qué tal estas? ¿Te apetece salir a tomar algo? Venga ¿Dónde estás le dije? A la puerta de tu casa, en el portal. Bajo, le conteste y colgué, cogí la chaqueta y salí disparado.
Allí estaba ella, con su eterna sonrisa, esa sonrisa que me quita el sueño, que me levanta del suelo, que me hace soñar.
Nos dimos un beso, me cogió de la mano  y me dijo, ven vamos a tomar algo a un sitio tranquilo que conozco.
Caminamos por las calles de piedra, escuchando el taconeo de una chica que iba delante de nosotros, Carla iba feliz, sonriente y eso me tenía intrigado. ¿Qué pasa Carla? Le dije. Ella mirándome me dijo, nada, tú ven sin rechistar.
Recorrimos callejuelas hasta llegar a un pub, un sitio acogedor, una música suave nos dio la bienvenida, Carla, que ya conocía el sitio me dijo, ven, la seguí contemplando la decoración, el ambiente, la calidez que desprendía aquel lugar.
Nos sentamos en una mesa, era una mesa pequeña, con una lámpara encendida en el medio, al poco una chica se nos acerco y nos pregunto si queríamos tomar algo. Pedí un café con leche y Carla una Coca-Cola.
Cuando la chica nos trajo las consumiciones Carla se acerco a mí y con esa sonrisa especial que tiene me dijo. Te he traído a este pub porque me gusta, me gusta la paz que se respira, el ambiente tranquilo y porque quería hacerte un regalo. ¿Ah sí? ¿Y por qué? le pregunte. Porque te lo mereces, te mereces esto y mucho más, por ser tan tú, por pasar desapercibido y a la vez te entregas a tus pequeñas causas y te entregas a las causas de los demás sin pedírtelo. Mi cara debía de ser de extrañeza, porque continúo diciendo, si, leo cada día tu blog, levantas la voz cuando hay que levantarla, arrimas el hombro cuando alguien te lo insinúa y le alegras el día a mucha gente con tus relatos. La tarde transcurrió entre risas y halagos de Carla y se nos había olvidado el regalo que Carla me había dicho, pero al irnos, el instinto hizo que mirara atrás, como buscando algo que se me olvidaba y recordé el tema. ¿Y el regalo? le dije, te lo doy a la puerta de casa.
Caminamos despacio, no era muy tarde y la noche se prestaba. Al llegar al portal, abrió el bolso y dándome un bloc, me dijo toma, tú escribes tus sueños, yo los leo y los dibujo. Me dio un beso y se marchó.
Al llegar a casa, ya en el salón, cogí el bloc y lo mire, allí había dibujos míos, dibujos de paisajes otoñales, estrellas, besos de colores, dibujos que describían algunos de mis relatos.
Gracias Carla, el regalo me encanto

domingo, 22 de septiembre de 2013

El Otoño



Se acaba septiembre, se acaba el verano, se acaban las vacaciones, la playa, las fiestas, las cervecitas en la terraza, los Gin Tonics y el trasnocheo.

Regresamos al trabajo, al gimnasio, comienza la vuelta al cole, los madrugones, las actividades extra escolares, los exámenes, la selectividad  y como no, los coleccionables.

Comienza el otoño, la primavera al revés, crecen las noches y el calor deja paso al frio. Los días empiezan a acortarse. Atrasamos los relojes, la noche anochece antes, las temperaturas descienden y amanece más tarde.

El tiempo, sabiamente nos prepara poco a poco para un quizás duro invierno. Viene el otoño, que estará con nosotros ochenta y nueve días y veinte horas. Estación puente entre la fogosidad del verano y el recogimiento del invierno.

Las hojas de algunos árboles cambian de color, el bosque se tiñe de tonos  verdes,  marrones, amarillos y rojizos, hojas que se secan y ayudadas por el viento, acaban por caer, cubriendo el bosque con una alfombra marrón.

La nostalgia nos envuelve en una tristeza empapada de belleza, la paz se respira, se palpa, se siente en otoño. Paz que invita a pasear al atardecer, escuchar el crujido de las hojas, el silencio roto por el viento, es una sensación de tranquilidad difícil de describir.

Es una estación cálida, de una belleza tenue, contradictoria, silenciosa y fresca. Es época de castañas, de manzanas, de naranjas, se recogen las piñas, se corta madera para en invierno, se cosecha el girasol, la vendimia está en pleno apogeo. Es tiempo de setas, de magostos. Es tiempo de cambios. Es otro tiempo.

lunes, 16 de septiembre de 2013

A veces






 A veces me tomo mi tiempo y salgo a navegar, voy de nube en nube, recorro las estrellas, me siento en la cima del mundo y veo la vida desde arriba. Me empapo de esos pequeños detalles, miro, contemplo, escucho, fotografío, escribo, me río y medito.
Luego bajo a la tierra y disfruto del momento, del silencio, de los sonidos que vienen y van, el murmullo lejano, el run-run de la calle, coches, gente, pájaros, porque la vida me dice cosas. La vida me habla de esto, de aquello, de lo otro, de lo de mas allá e incluso me habla de ti.

A veces, el tiempo, hace que el sol salga antes de tiempo, y se mete en mi casa un amanecer, salgo a la calle, buscando una dirección que no se si existe, tomo el camino que nadie había elegido y espero apoyado en la curva del cielo a que corra el tiempo.
Otras veces, me acuesto casi de día, intentando ordenar esas palabras desordenadas, me acuesto con la luna y me despierta el sol, recojo los recuerdos, las cosas que el camino me ha enseñado y guardo las locuras que me sueles regalar.

A veces el tiempo y yo jugamos, lo dejo correr, se detiene, avanza más deprisa y se toma su tiempo. Luego me enfado con mi sombra, aflojo la marcha, me detengo al borde de la nada y recupero el tiempo que perdí.
Vuelo entre tus recuerdos, guardo el pasado en un cajón, ordeno el presente y preparo el futuro.

A veces el tiempo y yo, simplemente tomamos café juntos, hablamos, reímos, escuchamos música, nos hacemos compañía y pasamos el tiempo.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Queriendo te quiero



En este día especial, quería escribirte algo bonito, algo hermoso, algo distinto, quería escribirte algo, único. Como tú.
Quería dedicarte un sueño, un sueño mágico, quizás ese sueño que nos queda por soñar.
Acostumbrado a hacer noche en tu cristal, a contar las horas que no estás, a nuestras conversaciones, a tu risa, a tu alegría contagiosa y a tu lejana lejanía.
Cansado de vivir en un atasco, de perseguir tu sombra, harto de mi soledad, de los besos de papel, de tus te quieros distantes y de las esperas interminables.
Ya no quiero más fiestas de palabras, ni reproches, ni silencios, ni ausencias sin sentido, porque al corazón también le gusta recibir.
Ya no quiero perseguir tus recuerdos, aquellos que me regalaste, aquellos que aún conservo. Ya no quiero coleccionar  palabras, ni  frases incompletas hechas con trocitos de las cosas que un día te escribí, ya no quiero viajar en la cola del viento.
Ven y vuela conmigo, te llevaré hasta donde mis sueños comienzan, allí donde se piden los deseos, en el solar de las caricias, justo al borde del paraíso.
Te mostrare a mi mundo, soñaremos el mismo sueño, leeremos el mismo libro, compartiremos risas, viajes, momentos inolvidables y nos complicaremos la vida juntos.
Te regalare, secretos inconfesables y  noches de pasión, Te mostrare la luna, las estrellas, todas y cada una de ellas. Te entregare mi presente y mi futuro, mis virtudes y mis rarezas.
Porque hace toda una vida, que te espero, porque hace toda una vida que te escribo y en cada escrito, dejo parte de mi vida.
Porque sueño con contemplar tu belleza, sueño con pasear por las calles de tu barrio. Sueño con sentirte, tocarte, olerte, acariciarte y  amarte.
Asomarme al futuro contigo y  que ese futuro me sorprenda junto a ti, que gane el quiero la guerra del puedo; porque quiero sentir los besos que ya te di, porque sueño contigo cada día y cada noche también.
Porque te extraño, te busco, te encuentro, pero no te alcanzo. Porque te quiero, te amo, y no quiero perderte antes de encontrarte.  
Porque me gustas, te gusto, me quieres, te quiero, ¿Cuál es el problema? si queriendo te quiero y amando te amo.