Seguidores

miércoles, 14 de agosto de 2013

Turismo morboso



No hace mucho, escribí algo sobre el morbo que le produce a algunas personas ver como unos tigres se devoran a una vaca que sueltan en un recinto cerrado, pagan por ello, disfrutan el momento y sacan fotos para la posteridad.
 Y el otro día, al ir de fin de semana, pasábamos por delante de una nave en la que estaban depositados los vagones del tren siniestrado no hace mucho, aquí en Santiago y había gente que se había parado y miraban como si de un acontecimiento interplanetario se tratara. Hacían fotos y grababan con sus cámaras o móviles.
Luego escuchaba en las noticias de la radio, que la locutora aconsejaba leer un periódico el artículo titulado “Turismo de Catástrofe”,  eso me llevo a leer ese artículo. En él nos describe como la gente, familias enteras acuden a la ya famosa y triste curva, para sacar fotos, e incluso llevarse a casa algún recuerdo, un trozo de cristal, cualquier cosa puede valer, seguro que queda muy bien en una estantería.
Me llamo mucho la atención una frase, decía “Angrois ha dejado de ser lugar de paso para convertirse en un destino” La verdad, no me sorprendió, todavía recuerdo las peregrinaciones que hubo en su dia, para ver el barco Casón, que embarranco frente a las costas de Finisterre, no había donde aparcar.
Pero el turismo morboso existe, es algo innato en los seres humanos, algunos lo tienen más pronunciado que otros y no dudan de acudir un domingo a ver como es el lugar donde ha ocurrido algo, a que huele, que sensaciones se perciben.
Y tirando del hilo, encontré otros casos en los que se ha dado y se continúa dando este turismo, recordemos sino:
Amstetten. Los turistas acuden en masa para ver la casa en cuyo sótano permaneció encerrada durante 24 años Elisabeth Fritzl. A diario llegan turistas de Hungría y Alemania que se hacen fotos delante del domicilio familiar, pese a que éste está vigilado por la Policía austriaca las 24 horas del día. Praia da Luz, el caso de Madeleine McCann sigue sin estar resuelto un año después de que la pequeña desapareciera de un complejo turístico del Algarve, en Portugal. No importa el dolor de los padres que continúan la lucha por encontrar a su hija. Los visitantes son, principalmente, portugueses, pero también hay españoles y británicos.  Phuket, después del tsunami que arrasó la zona, muchas agencias comenzaron a organizar paquetes que llevaban a los visitantes por el resort Khao Lak (que quedó en ruinas) y por un templo que se empleó de depósito de cadáveres, todo ello por 42 euros (el tour incluía dos noches de alojamiento). Además, los turistas podían comprar fotos de cadáveres y camisetas conmemorativas del maremoto.  Nueva Orleans, en 2005, después del paso del huracán Katrina que arrasó toda Nueva Orleans y aunque muchas familias todavía no han podido volver aún a sus casas, los turistas llegan a la ciudad estadounidense y posan sonrientes frente a las casas derruidas y los carteles arrancados de los comercios.

Soham, esta pequeña ciudad de Inglaterra que se hizo famosa en 2002 cuando dos niñas  Jessica Chapman y Holly Wells, fueron secuestradas y asesinadas por Ian Kevin Huntley. Días después de su muerte, los turistas, fundamentalmente británicos, llegaban a la localidad inglesa para ver y fotografiar el lugar.  Puerto Hurraco, de este hace la friolera de 18 años, pero ya de aquella provoco su turismo. Pero el estreno de la película basada en este hecho, hizo que se dispararan las visitas. Y el televisado caso Alcàsser. El asesinato de Miriam, Toñi y Desiré mantuvo en vilo a gran parte del país durante años. Alcàsser, el pequeño pueblo valenciano en el que sucedió la tragedia, ha visto cómo los turistas peregrinan desde 1992 a su cementerio, en el que hay una estatua que recuerda a las tres jóvenes fallecidas.
Supongo que habrá muchísimas más y seria largo, espeso e incluso desagradable de recordar.
¿Qué es lo que nos atrae de estas cosas? Puedo entender que si pasas por allí en ese momento o un tiempo después por casualidad o coincidencia, te pares para ver lo que ha pasado o recordar lo que pasó, está dentro de los parámetros de la “normalidad”. Pero ir a pasar una tarde de domingo al lugar de una desgracia, para traerse algún recuerdo y 425 fotos, no me parece “normal”. ¿o será que está esta considerado como cultura general? 
En fin, es solo una opinión.





No hay comentarios:

Publicar un comentario