Esta tarde-noche, he salido a la calle, para ver la
cabalgata de los Reyes Magos. El día era bueno, frio pero se prestaba a ello.
Quería pasear, contemplar y notar el nerviosismo de los más pequeños, ver la
alegría en estado puro, sin trampa, ni cartón.
Y si, el bullicio era enorme, bombas, luces de colores,
tambores, banda de música, gente, mucha gente.
Compras de última hora, niños, mamas, papas, chicas
disfrazadas de burbujas, niños disfrazados de estrellas, nueve carrozas y mucha,
mucha alegría. Disfrute viendo esa felicidad, esos manojos de nervios con patas,
la inquietud de los niños que esperaban ansiosos a sus majestades. Deseaban que
ya fuera mañana para poder levantarse y mirar lo que les habían traído los
Reyes Magos.
Y la verdad es que allí, he recordado los días en que
yo estaba como ellos, nervioso e inquieto. Recuerdo que salíamos a la calle,
mirábamos asombrados los escaparates, todo era poco, “me lo pido”, decía uno, a
lo que el otro replicaba, “eso lo pedí yo antes” pensando en que solo había
aquel modelo y discutíamos, nerviosos.
Recordaba que a mí y a mis hermanos, nos obligaban a
acostarnos más temprano bajo amenaza de que si los Reyes nos encontraban
despiertos se enfadarían con nosotros y quizás se llevaran todo de vuelta.
Nos costaba conciliar el sueño. Yo cerraba los ojos
para dormirme pronto, pero los nervios no me lo ponían fácil. Y por fin, la
hora, muy temprano, salíamos disparados para el salón, allí, en el suelo, caramelos,
el plato semi vacio con el agua que habíamos dejado para los camellos, restos
del trozo de roscón para los reyes, todo revuelto, golosinas y claro, también los
regalos, todos con su papel, con nuestros nombres. Cada cual buscaba los suyos,
era como una explosión de nervios, de alegría, incluso algún carbón aunque
fuera de azúcar. “Esto es para mí”, gritaba nervioso y en un plis-plas lo
desempaquetaba. Luego corría a la habitación de mis padres con algunos juguetes
en la mano. De un salto me subía a su cama y les contaba, les mostraba lo que me
habían traído...Que recuerdos. ¿Y sabéis?
Este año, los Reyes Magos han pasado por mi casa o mejor dicho, por mi vida. La
verdad es que yo no les había pedido nada, nada para mí, creía que ya no estaba
en edad de pedir nada, y menos, algunas cosas. Quizás, mentalmente algún deseo
y sin quererlo, me han traído una ilusión y también un sueño, un sueño al que
quiero poner cara, forma, color y sabor. Gracias Majestades.
Os deseo a todos un Feliz día de Reyes. Que vuestros
deseos, esos que habéis pedido, esos que habéis soñado, se cumplan.
Feliz día de reyes para ti también, que te conserven esa ilusión hasta convertirse en realidad y te cumplan tu sueño...si lo hacen saben matan dos pájaros de un solo tiro...un abrazo
ResponderEliminarMe gusta revivir cada año la noche de los Reyes Magos como cuando era niña por eso en mi casa siempre dejo los zapatos, una bandeja con turrón y unos vasos con bebidas para que cuando vengan a dejar los Reyes Magos sus regalos se encuentren cómodos.
ResponderEliminarEn esta noche de magia deseo que los Reyes Magos te traigan todo lo que les has pedido y si se les ha olvidado algo lo recibas durante el año.
¡Feliz día de Reyes!
Un beso.