Seguidores

viernes, 14 de diciembre de 2012

Riveira con V


No es Mónaco, con su glamour y con su famoseo y por hacerlo más cercano y nacional, tampoco es Port de Sóller en Mallorca, pero es Santa Eugenia de Riveira, Riveira con V como a mí y a muchos nos gusta decirlo y escribirlo.
Allí nací hace ya bastantes años y allí sigo volviendo prácticamente cada fin de semana, veranos y fiestas de guardar.
Quizás no sea el pueblo más bonito del mundo, que no lo es, pero a mí me llena, me llama y a él acudo.
De allí guardo muchos y preciosos recuerdos. Allí tengo prácticamente a toda mi  familia, recuerdos de mi niñez, del colegio, de los amigos, de sus calles. Calles que ahora viendo antiguas fotografías, veo con asombro cuanto hemos cambiado.
Recuerdo el viejo ayuntamiento, recuerdo aquel que un dia una enorme grua balanceando una también enorme bola de hierro golpeaba las torres  y paredes con envestidas mortales. Mucha gente acudió a ver aquel acontecimiento, no recuerdo si alguien protesto pero el mal ya está hecho y no lo podemos recuperar. Solo queda en el recuerdo, en nuestra memoria  y en las muchas fotografías que por ahí circulan.
Recuerdo, con una sonrisa los paseos de los domingos, la famosa ele, esa en la que la gente caminaba por la calle Rosalía de Castro, giraba a la derecha en el “semáforo” y cogía hacia lo que es hoy la rúa de Galicia, hasta la plaza de Compostela y allí, se daba la vuelta, era un paseo curioso propio de aquellos tiempos. Si te apetecía, te salías del grupo e ibas a otro sitio, una cafetería o al puerto.
Recuerdo cuando me gustaba ir a la playa, al Vilar, A Coroso o a la playa de Colomer, la aventura de ir a la Ínsua a nado, los baños en el puerto, las excursiones a las dunas de Corrubedo, cuando se podian subir sin temor a una multa
Los partidos de futbol en el malecón, o en el campo de la feria, futbol entre arboles, las fiestas, las tómbolas, la mujer araña o las barquillas en las que nos prohibían ir de pie, hacíamos todo lo contrario.
Tiempos aquellos en los que, los jueves, al salir del colegio, un camión de reparto de Coca-Cola estaba aparcado delante de un bar, siempre cogíamos prestadas unas coca-colas, hasta que el repartidor nos pillo, o cuando cada dia hacíamos aquellas paradas delante de la tienda del Sr. Gil y de la Doña Amalia, la cantinela siempre era la misma, una canción y a correr. O cuando veíamos el camión de gaseosas, mirábamos si no estaba el conductor y le quitábamos las gomas de las botellas, las queríamos para poner en los cordones de los trompos (peonzas).
Y como no, también recuerdo los personajes que en aquella época pululaban por el pueblo, Andrés y Maruxa, famosos moradores del barco Isla de Sagres, el entrañable Ramón Púa, o Claudio y Xoseíño dos Paus, y muchos otros que ya casi no recuerdo.
Así es mi querido pueblo, para lo bueno y para lo malo.

1 comentario:

  1. Hermoso y bello comentario sobre el pueblo que te vio nacer... ¿Por qué será que siempre continuámos unidos por el cordón umbilicar a nuestro pueblo?

    A mí me ocurre lo mismo con el mío, sé que ha cambiado mucho, desde que jugaba a la comba en la calle, o al mike en la puerta de doña María, que se dibujaba fabulosamente en su puerta, y el cubo de agua, era el fantasma al que debíamos esquivar... ¡ay mi pueblo!

    Y luego dices que no sabes escribir poesía, si lo que has escrito es todo un relato poético...
    sólo tienes que partir los renglones, en versos libres, y el poema ya está hecho.

    Un abrazo, con una lluvia de estrellas de felicidad y salud.

    ResponderEliminar