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domingo, 9 de septiembre de 2012

A las puertas de urgencias



Hace unos días, lamentablemente tuve que ir al hospital porque un familiar muy cercano se puso mal. La cosa dentro de lo preocupante, no fue grave.
Al llegar nos fuimos directamente a ver si lo podíamos ver, si alguien podía decirnos algo de cómo estaba, pero vaya, era un viernes de agosto y en pleno puente, se puede decir que solo estaban los enfermos acompañando a los pocos médicos que había por allí pululando.
Lo vimos en el momento en que lo llevaban a quirófano, vimos que estaba bien, animado y con ganas de que aquello acabase pronto y bien,  nos fuimos al bar de enfrente a tomar un café, enseguida volvimos, sabíamos que la cosa no duraría mucho, y preferíamos estar allí cuando saliese.
Al salir, lo saludamos y el celador nos dijo que en cuanto lo colocasen y lo preparasen, nos dejarían pasar a verlo. Así fue, al cabo de un ratito nos llamaron, pero antes de entrar, vino un medico y nos explico lo que le habían hecho, que si todo iba bien, le darían el alta al día siguiente, sábado, una vez nos dijo esto, acudimos a aquella especie de box donde lo tenían conectado a tropecientos cables, controlando que las constantes estuvieran dentro de los parámetros de la normalidad, estaba bien. Uno de los cables, el que controla el oxigeno,  estaba en la punta de un dedo y tenía una luz roja, coño, pareces ET, le dijimos, soltó una carcajada, y comprobamos que todo había salido bien. No pudimos estar con él todo el tiempo que quisiéramos, pero si el suficiente, en el post-operatorio, no dejan estar mucho tiempo, y las visitas son a aquellas horas determinadas. Así que cuando nos dijeron que teníamos que salir, decidimos salir a comer y a poner a todo el mundo al corriente de la situación. Hicimos llamadas, comimos, tomamos un café y volvimos para la sala de espera. El tiempo pasaba demasiado despacio, a mi hermano le estaba entrando la modorra y a mí también, pero yo preferí combatirla escribiendo cosas, actualizando mis cartas, estas que suelo dejaros aquí, en mi rincón literario. Al cabo de un rato, decidí levantarme y salir un poco a la calle, a tomar el fresco y justo allí, esta la entrada de urgencias.
Un continuo ir y venir de ambulancias, coches particulares haciendo lo propio, gente que entra con cara de preocupación, otros salen algo más aliviados, guardias jurados cuidan que todo vaya bien, niños que no entienden nada, médicos para arriba, médicos para abajo, camillas, sillas de ruedas ocupadas por gente, esperando a que alguien les lleva a hacerse esa placa, o que le den el alta.
De repente, un silencio, un vacio, una tranquilidad, que se hizo notar durante apenas unos minutos,  aquel túnel estaba vacío, sin ambulancias, cargando y descargando enfermos. Algún enfermero aprovecha para echarse un cigarrillo. Pero en apenas tres minutos, comienzan a llegar ambulancias, coches particulares, es decir, todo vuelve a la normalidad de urgencias  y pasa lo que pasa siempre en estos lugares, te encuentras con el amigo o conocido y ambos os preguntáis por quien estáis allí. Por mi suegro, me contesta, tuvo un mareo y se calló, pero parece que no es grave, lo tienen en observación. Bueno, que todos los males sean esos, le contesto y ¿tú? me preguntan ellos, mi hermano que le ha dado un dolor en el pecho y tuvieron que hacerle un cateterismo, ahora esta monitorizado, si todo van bien, mañana se viene para casa. Charlamos un rato de esto y de aquello, luego nos despedimos y vuelvo a contemplar aquel ajetreo de gente, de ambulancias, de ancianos que ya no es la primera vez que están allí, de jóvenes que se salen con el brazo vendado, niños llorando, madres, padres y amigos, gente con cara de preocupación, de cansancio, incluso de dolor.
Pero así es media hora a la puerta de emergencias de un hospital. Un continuo ir y venir de gente que pasa por ese trance. 
Como era de esperar, no le dieron el alta hasta el lunes, supongo que porque no habia nadie para emitir y firmar la orden.

1 comentario:

  1. Hola ILS, déjeme felicitar sus líneas, para ser un aficionado y sin experiencia como usted hace mención, es de mi agrado leerlo e imagino el de los demás también, se ve que es buen observador y que intuye la forma en la que se pueden sentir las personas.

    Referente a la publicación que acabo de leer, es grato saber que aún existe gente y familias con ese amor e interés por los suyos, en la actualidad, todo es tan agetreado y tan... superficial, que en ocasiones se prefiere el trabajo, que ir a visitar a la gente que amamos.

    Espero que su familiar y la gente que estaba en la entrada de urgencia, haya mejorado.

    P.D.

    Mis más sinceras felicitaciones, ke Dios lo bendiga mucho, junto con su familia. =_)


    [[MEXICANITA]]

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