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viernes, 1 de junio de 2012

Conversaciones de ascensor


Siempre y me imagino que todo el mundo lo hace, lo primero que hacemos cuando entramos en un ascensor y si vamos solos, es mirarnos en el espejo. Nos miramos si vamos bien peinados, comprobamos que no llevamos nada mal puesto, que va todo en su lugar o explotamos ese granito que acaba de asomar.
Esta mañana, como cada día he cogido el ascensor; muchas veces coincido con alguien y todo bien, hola buenos días, ¿sales a dar una vuelta? o ¿qué te pareció el partido de ayer? Son preguntas y conversaciones que tienes con gente que más o menos conoces de coincidir con ellas cada día.
Pero a veces esa confianza te pilla con el pie cambiado e intentas ser agradable, entablar una conversación, pero sientes que te has quedado mudo, entonces echas mano del socorrido móvil, lo sacas del bolsillo, lees los mensajes que ya has leído y consultas los contactos. Lo guardas y lo sacas de nuevo porque no has mirado la hora.
Si el viaje es muy largo, uno empieza a notarse incómodo y siente la urgencia de decir algo, por insustancial que sea, algo que rompa el hielo. Pero ¿de qué hablar en un espacio tan pequeño? y al final se recurre a lo de siempre: el tiempo ¿A qué piso vas?” al cuarto, vale yo sigo subiendo; Miras los botones, miras el suelo, juegas con las llaves. Pues ya empieza a hacer calor, ¿eh?, te dice el otro, si, pero el fin de semana ya viene lluvia, ¿va a llover? Si lo he visto ahora en la tv.
La conversación empieza ser de tal calibre intelectual que las tonterías van y vienen como si de un partido de tenis se tratara, y solo se para cuando por fin llega uno de los dos o ambos al destino, se zanja con un hasta luego aliviado.
Estas es la típica conversación de besugos que cada día y a todas horas discurren en cualquier ascensor de cualquier ciudad.
Pues esta mañana me ha pasado esto, y al llegar a la calle, me sentí aliviado y me reí, pensando en la situación, de ahí que se me haya ocurrido escribir esta carta.
Así son los ascensores. ¿Quién no ha tenido una anécdota graciosa o incomoda en uno?

4 comentarios:

  1. JAJAJAJA anécdotas de ascensor... me he acordado de una anecdota pero es demasiado ebria para contarla JAJAJA pero sí, está esa electricidad rara de cuando te subes con alguien y no se sabe si hablar o no... o cuando te subes y ya hay alguien y quieres decir "hola" pero se queda atorado en la garganta y sólo atinas a levantar las cejas (? jajajajajaja

    recuerdo que en el instituto escribí un cuento sobre dos personas en un ascensor... él era un misántropo ermitaño, ella era una bipolar... bizarras mezclas que sólo se me ocurrían a mi xD

    en fin...
    un besazo!

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  2. Yo tengo una muy graciosa, si la buscas en mi blog, la encontrarás, creo que se llama "UN DÍA ESPECIAL"...
    Besitos en el alma
    Sc arlet2807

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  3. Gracias por compartir las anécdotas cotidianas.
    que tengas una buena semana.
    un abrazo.

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  4. Muy bueno....yo odio subir con gente en los ascensores, entre otras cosas por que tengo claustrofobia y siempre pienso que si me quedara encerrada con alguien extraño en un ascensor y le montara un numerito histérico me costaría superar más eso que la propia experiencia claustrofóbica...jejeje...tonterías mías.

    Un beso

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