¿Os acordáis
de de aquel chat que un día comencé a usar?, ¿aquel en el que deje amigos
cibernéticos? Hace unos días y como no, por casualidad, puesto que la pagina
había cambiado de dirección, lo volví a encontrar. Esta muy cambiada, tiene otro
formato, pero está bien, el regreso
parecía agradable.
Allí
estaban casi todos en mayor o menor medida, Barro y Mónica, los administradores
supremos, y los satélites o moderadores que desempeñan el papel de salvaguardar
el buen uso y orden en la sala, expulsando al que no guarde una mínima
compostura o sea menor de edad, cuando los supremos no están.
Está alguna
gente del antiguo chat, Tary, Ceskaa, Edenn, Vladi e incluso DJ-MUS que aparece
de vez en cuando. Alguna nueva, como Marysita, Lolomio o Turko y también esta Dianis1,
una chica especial que desde el primer día me hablo, y con la que tengo largas y
agradables conversaciones, incluso me envía abrazos virtuales. Luego como no,
están estos que se ponen unos nics de lo más erótico, rozando lo desagradable.
Otros
sin embargo no están o al menos yo todavía no he coincidido con ellos, Preda, Tremendo
y algunos mas.
Como
antes hay dos clases de personajes, los pajilleros, esos que revolotean de chat
en chat buscando una chica o un chico que le ayude a satisfacer sus fantasías mas
íntimas y los que entran cada día o casi cada día en plan sano, dispuestos a echar
unas risas, saludar al personal y hasta mañana.
He de
reconocer que no soy un chateador nato, a veces no consigo meterme en las
conversaciones o simplemente no me apetece. Y no hago nada por evitarlo,
prefiero quedarme ahí, como una estatua idiotizada. Las conversaciones van
bajando por la pantalla, a una velocidad que depende del momento, del número de
personajes que están escribiendo y de la hora; suelen ser intranscendentes,
pero esa no es mi disculpa.
El
chat tiene cosas buenas, pero también tiene cosas malas, o al menos yo, que soy
un “profano sensible” las magnifico y cuando lo deje la primera vez, fue por un
motivo, por no saber adaptarme a las circunstancias, por meterme en una selva
cibernética con el traje de salir a la calle y no el de andar por casa.
Pero
una extraña sensación se ha vuelto a apoderar de mi, esa sensación de no
sentirte querido por algunas personas en esa sala y eso hace que me sienta incomodo. Por suerte he
encontrado una sala, una pequeña, no somos más de 7 o 8 personas, allí no
entran los pajilleros y los ingratos que entran faltando al respecto a alguien son
atacados por todos al unísono, como una familia que defiende lo suyo.
La conversación
es de todos con todos, si te apetece te descuelgas un ratito y no pasa nada,
vuelves cuando quieres. Ya me imagino como la llaman los demás “la sala de los
proscritos” pero allí estoy bien, no hay malos rollos, nos reímos y pasamos un
buen rato, que al fin y al cabo es de lo que se trata.
I.L.S.
Siiiiiiiiiiiii y aquí ando gracias a ese chat te conocí y ahora puedo leerte y hacerme tu fans No. 2....un abrazo amigo.
ResponderEliminar